Tres finales y una fiesta
A lo largo del calendario con demasiada frecuencia se califican como finales algunos partidos de relativa y circunstancial importancia clasificatoria. Ya hemos explicado que esto cambia una vez que la competición entra en su último tercio. También dijimos que en este tramo al Mallorca la esperan tres de estos encuentros decisivos, metido como está en una posición no equidistante en relación al descenso respecto al Almería, como al Granada, Cádiz, Celta y, en retroceso, el Rayo Vallecano con quienes mantiene el golaverage a favor.
Cuando la falta de puntos aprieta y también ahoga a los más rezagados, cualquier resultado es posible. El colista estuvo a punto de dar la sorpresa en el mismísimo Santiago Bernabéu sin haber ganado un encuentro en toda la liga y el Cádiz humilló este fin de semana a un desconocido Atlético, de ahí que cualquiera de los contrincantes aparentemente más fáciles sean aquellos que pueden causar mayores problemas y peores resultados.
Aparcada la cita del 6 de abril en La Cartuja de Sevilla, la primera y verdadera final de los hombres de Javier Aguirre será el sábado con motivo de la visita del Granada a Son Moix. Una fiera herida, pero no rematada, es más peligrosa que inmaculada y en plenitud de sus fuerzas. Son tres puntos que dictarán sentencia y seguro que en el recuerdo del Vasco permanece aquel 2 a 6 de hace dos campañas que amenazó con un descenso que acabó invertido.
La segunda gran final será la del 28 de abril en el Nuevo Mirandilla ante el Cádiz, que no no ha tirado la toalla y al que, perjudicado gravemente por los arbitrajes la pasada temporada, permiten en la presente actitudes al límite del reglamento y más allá. El viaje del Almería a Palma en la penúltima casilla de la competición debería carecer de trascendencia para ambos si los guarismos precedentes no han sido contraproducentes.
Son 30 puntos los que aun están sobre la mesa y las distancias no son tan evidentes como para reducir la velocidad y la altura, sino todo lo contrario en previsión de pérdidas en vuelo siempre difíciles de remontar.