Un barco a la deriva
Cabe suponer que el ex presidente de la Federación de Fútbol de les Illes Balears y todavía vicepresidente de no sé qué área de la Española -¡faltaría más!-, Miquel Bestard, seguirá sosteniendo que la inhabilitación de la FIFA a Luis Rubiales, también es una exageración. No sea que, a la vista de los acontecimientos, recule como han hecho los respectivos seleccionadores de masculinos y féminas, Luis de la Fuente y Jorge Vilda, cuyo ferviente aplauso a su jefe en el simulacro de Asamblea del pasado viernes no pudo pasar desapercibido. Ya se sabe cuáls suelen ser los primeros seres en abandonar un barco cuando se hunde, aunque el saneamiento voluntario que se avecina debería incluir el forzoso del secretario, Andreu Camps, por su indigna carta a la UEFA como inútil medida de presión al Gobierno, y fieles como Medina Cantalejo, el digitado jefecillo arbitral, alguno de cuyos colegiados también se encontraban allí batiendo palmas y sin abrir boca.
Vamos a ver cómo reacciona el «sucesor designado» de la Territorial Balear, Pep Sansó, que ha reunido a su junta directiva para «examinar la situación actual» y, en un curioso sexto punto del orden del día, tratar «Temas de última hora». Dios los cría y ellos se juntan, sobre todo si encima de la mesa hay un salario de 100.000 euros anuales aprobado, cómo no, por la Asamblea Regional, cuya estructura y dinámica no difieren de las que se dan en Las Rozas, y que no sabemos si daría de ne mediar los fondos que vienen de Madrid.
No sería de recibo que el TAD, a la vista de las denuncias que le ha presentado el CSD, silente en anteriores demandas de otra índole formuladas contra el, por ahora, cesado temporalmente Rubiales, dejara que la FIFA le hiciera el trabajo sucio, que no es tal sino de limpieza, una tarea de aseo que no debe quedarse en lo más anecdótico del caso y profundizar hasta un nuevo modelo administrativo que impida el totalitarismo en el seno de las federaciones deportivas.