Entre deseos e ilusiones

No perdamos la calma. Leo y escucho a quienes concluyen que la jornada disputada este fin de semana ha sido buena para el Mallorca puesto que los empates del Celta, el Leganés, el Español y el Eibar empataron y el Alavés perdió, lo que permite mantenerse una semana más por encima de los puestos de descenso. Es una lectura simple, no exenta de pragmatismo aunque poco analítica.

Pienso que en Vigo, Butarque, Cornellá e Ipurúa deben verlo de diferente manera. Ellos deben pensar que el resultado del Reale Arena les ha concedido la oportunidad de recortar un punto a los de Vicente Moreno y, por lo tanto acercarse al objetivo de darle caza en la clasificación. Y en parte tienen razón, matemáticamente hablando. Pero veamos los matices.

El punto arañado por el equipo pepinero en el Wanda Metropolitano es de los inesperados, como los tres arrebatados al Valencia en Son Moix. En el Prat rescataron uno de los que tenían perdidos, lo que rebaja la pena sufrida. Y en Palma se esperan las inminentes visitas del Valladolid y el Alavés como tabla de salvación basada en la transformación mallorquinista como local e incluso confían en desbancar definitivamente al periquito colista.

No hay una sola conjetura tangible. En todas estas apreciaciones se funden pronósticos, ilusiones, esperanzas, miedos, convicciones, presagios y sobre todo, deseos. Pero la realidad es que, parafraseando al gran Luis Aragonés, todo se decide en los últimos diez partidos. Ni el domingo, al otro o al tercero. Febrero no dictará sentencia, pase lo que pase.