Un congreso incoherente

Que el club organizador de un congreso de mujeres del fútbol sea uno que no tiene equipo femenino,  el Mallorca en este caso, incurre en el mayor contrasentido.

Este vacío en un proyecto de club, no solo de equipo, no es exclusivamente imputable a los actuales dueños. Ha habido tiempo y han pasado presidentes y accionistas que han ignorado directamente la iniciativa o han mirado hacia otro lado sin captar la indirecta que suponía la aparición del Collerense, el Son Sardina y más recientemente el eterno rival, el Atlético Baleares.

Jaume Cladera cayó en la tentación de promover una sección al efecto, pero no encontró a la persona idónea para llevarla a cabo y fue disuadido por el «catalinero» Toni Taxa en base al fracaso, según él, de anteriores intentos.

No es menos cierto que la situación económica y social por la que atravesó el club tras el óbito de Antonio Asensio Pizarro, no aconsejaba meterse en experimentos de ninguna clase. Bastante hubo con la acelerada salida de Vinceç Grande y no hablemos de la segunda etapa de Mateu Alemany o la crisis desatada por el alemán Utz Claassen en cuyo auxilio corrió, no lo olvidemos, el mismísimo Javier Tebas.

En consecuencia no cabía exigir a los americanos ahora liderados por Andy Kohlberg en sustitución de Robert Sarver, que empezaran la casa por el tejado. Sin embargo, la estabilidad que parecen haber alcanzado si que permite predicar con el ejemplo y, en lugar de hacerse fotos con las congresistas, ponerse manos a la obra. Más vale tarde que nunca por mucho que lamentemos que las mejores futbolistas mallorquinas se hayan revelado en otros equipos y reciban homenajes, al hilo del oportunismo político institucional, por sus éxitos allende la Serra de Tramontana.