Un perico sin alas (2-1 en Son Moix)

El Mallorca pasa a cuartos de final de la Copa del Rey tras ser superior y vencer merecidamente a un Espanyol que justificó con creces su bajo rendimiento como visitante. Los locales se adelantaron con un gol de falta de Kubo y otro de Abdón al rematar un saque de esquina, uno en cada tiempo, y Puado acortó distancias en acción de estrategia y en una de las pocas ocasiones blanquiazules de pisar el área rojilla.

ALINEACIONES:

R.Mallorca.- Leo Román (1), J.Costa (1), Valjent (1), Russo (1), Oliván (2), Salva Sevilla (2), Galarreta (1), Kubo (2), Amath (1), D.Rodríguez (1), Abdón (1).

Minuto 71, Battaglia (1) por Salva Sevilla. Minuto 81, Hoppe (-) por Abdón, Kang-in (-) por Kubo y A.Sánchez (-) por Amath. Minuto 93, Sedlar (-) por Galarreta.

RCD Espanyol.- Diego López (1), Oscar Gil (0), S. Gómez (1), Cabrera (1), Pedrosa (1), K.Bare (1), Sergi Darder (1), Aleix Vidal (1), Puado (1), Dimata (0) y De Tomás (0).

Minuto 45, Melendo (2) por Dimata. Minuto 68, Loren (0) por Oscar Gil y Morlanes (0) por K.Bare. Minuto 90, Wu Lei (-) por Puado.

ARBITRO:

Jaime Latre (0), de Huesca. Como preveíamos en la víspera, desastroso. Pita lo que no sabe y no sabe lo que pita. Con marcada tendencia casera. Necesitó 5 minutos de VAR para conceder el gol del Espanyol y solo prolongó 6, de lo que se deduce que en su opinión los nueve cambios, uno se efectuó en el descanso, solo se llevaron 1 minuto. Amonestó a Jaume Costa, Battaglia, Galarreta y Kang-in Lee, del Mallorca y a Aleix Vidal, S. Gómez y doble a Pedrosa, minuto 96, que fue expulsado.

GOLES:

Minuto 33, libre directo al borde del área que transforma Kubo de tiro por encima de la barrera que se cuela a media altura junto al poste izquierdo de la meta de Diego López. 1-0

Minuto 59, córner que bota Salva Sevilla y Abdón cabecea de cerca entre la indiferencia de Darder y De Tomás. 2-0

Minuto 66, falta que saca rápido el Espanyol colocando el balón a la espalda de la línea defensiva local, donde Puado, que sale en posición correcta, bate por bajo a Leo Román. 2-1

QUIEN PUSO MAS

Ese es el título de una canción de Víctor Manuel y también el lema que resume el segundo triunfo del Mallorca sobre el Espanyol en Palma esta temporada. No fue un partido muy parecido al de la liga, sentenciado entonces con un solitario tanto de Dani Rodríguez, pero sí que guarda algún tipo de paralelismo.

Luis García Plaza dispuso una formación de talante claramente ofensivo, con Salva y Galarreta asentados por delante de la defensa, donde el Espanyol, mal colocado, nunca tenía a nadie. El balón salía fácilmente desde el medio campo balear, todo lo contrario de lo ocurrido en la otra mitad de terreno, donde la fuerte presión ejercida por Abdón y los tres compañeros a su espalda, Kubo, Amath y Dani, propiciaba numerosas pérdidas de balón e imprecisiones sin fin de un rival parsimonioso y poco intenso.

Salvo momentos puntuales la iniciativa siempre salió de las camisetas bermellonas. Pedrosa remató al muñeco en la única aproximación perica, pero Galarreta ya había avisado previamente y Amath pudo haber decidido poco antes del segundo gol que ponía a los de Vicente Moreno contra las cuerdas.

De Tomás retrasó inútilmente su posición intentando sacar de su sitio a Valjent, que nunca picó, limitando su trote en zona de nadie a vanos intentos desde demasiado lejos para sorprender a Leo Román, que apenas tuvo que intervenir. Si el añorado Juan Carlos Forneris afirmaba que un jugador que necesita más de un toque para recibir y otro para decidir su acción inmediata no puede estar en primera división, el ex entrenador del Mallorca tiene trabajo para aplicar tal lección a los suyos, dirigidos por un Sergi Darder reiterativo y previsible.

La salida de Melendo por un Dimata muy limitado técnicamente, pretendía algo más de presencia blanquiazul en la zona de tres cuartos, punta y media en lugar de dos puntas, una solución imposible que no mejoró con la salida de Loren cuando el marcador ya señalaba una distancia suficiente. El Espanyol se lanzó a un ataque desesperado sin mejorar ni su rapidez, ni su precisión. El Mallorca, a la espera de un contragolpe definitivo que tampoco llegó, jamás perdió el control, le bastó con explotar los defectos de su enemigo y sentenciar, como en otras ocasiones, en dos lances a balón parado. Por detalles.