Un punto no basta

El Mallorca sigue sin ganar fuera de casa. Al menos, eso si, arañó un punto de los tres que el Celta tuvo en su poder. igual que el balón, durante una hora larga repartida entre los dos tiempos, infame el primero y precipitado el segundo en el que la desesperación del banquillo mallorquinista, que llegó a meter a cuatro delanteros con el marcador adverso, dió su fruto cuando, expulsado Raillo, los locales buscaban sentenciar el resultado aprovechando su superioridad numérica.

ALINEACIONES:

R.C. Celta.- Rubén (1), Kevin (1) Aidoo (1), Araújo (1), Olaza (2), Lubotka (1), Okay (1), Brais Mendez (0), Rafinha (2), Sisto (1), Aspas (1).

Minuto 65, Santi Mina (1) por Brais Mendez. Minuto 89, Juan Hernández (-) por Kevin.

R.Mallorca.- Reina (1), Gámez (1), Valjent (1), Raillo (0), Lumor (1), Baba (1), Salva Sevilla (0), Kubo (0), Dani Rodríguez (1), Febas (0) y Budimir (2)

Minuto 45, «Cucho» Hernández (0) por Febas. Minuto 61, Lago Jr. (2) por Salva Sevilla. Minuto 76, Chavarría (-) por Kubo.

ARBITRO:

De Burgos Bengoetxea (0), del Comité Vasco. El partido se le quedó grande. Consintió demasiado al principio y tuvo problemas para imponerse al final. El penalti contra el Celta se lo señaló el VAR. Acertó en el señalado contra el Mallorca. Debió mostrar la segunda amarilla a Raillo mucho antes y se la perdonó al «Cucho» Hernández para no dejar a los suyos con nueve. Enseñó la roja por doble amonestación al central en el minuto 77 y antes ya había advertido con cartulina al propio jugador colombiano, además de Aidoo, Araújo y Santi Mina, por parte local y al visitante Budimir.

GOLES:

Minuto 19, centro de Olaza desde la izquierda que Rafinha cabecea entre Valjent y Raillo. 1-0

Minuto 31, en un balón inalcanzable, Aidoo empuja y pisa a Budimir en el área. Penalti que transforma Salva Sevilla de tiro raso ajustado al palo derecho de la meta de Rubén.

Minuto 48, «Cucho» Hernández zancadillea a Olaza dentro del área. El máximo castigo lo transforma Iago Aspas engañando a Reina. 2-1

Minuto 83, Lago Jr en jugada personal mete un balón que queda dividido ante la indecisión de la zaga celeste y Budimir remata desde cerca a placer. 2-2

COMENTARIO:

  Seamos sinceros, el Celta justificó por qué no gana en casa y el Mallorca por qué no lo hace fuera. Balance, un punto que no mejora la situación a ninguno de los dos tras una jornada en la que todo sigue como estaba, es decir mal.
  Vicente Moreno volvió a mostrarse reticente a los cambios, de ahí que esperara después del descanso para introducir al “Cucho” Hernández y una hora antes de meter a Lago Jr, de cuyas botas salió la jugada que originó el gol de un empate que los gallegos no esperaban ni el propio técnico balear tampoco. Para entonces ya había desatado a toda la artillería disponible, incluso a Chavarría, sin haber creado una sola acción de ataque en todo el partido más que la descrita en este párrafo. No es que el conjunto celeste hiciera mucho más, aunque pisó al área enemiga bastantes más veces y desperdició en la segunda parte ocasiones para haber liquidado el lance.
  La ansiedad suele describir la guía de la imprecisión y dibuja el camino de la precipitación. Así ambos contendientes, agobiados por su propia clasificación, se perdieron en medio de un barullo permanente en el centro del campo, la fábrica de juego que muy pronto cerró como producto del miedo a perder. El bando local abrió brecha en el espacio ocupado por Rafinha sin que Salva Sevilla se enterara y por su banda izquierda, donde Olaza superaba una y otra vez a Kubo tanto en ataque como en defensa. Por aquel lado llegaron los dos tantos que mantenían a los de Balaidos provisionalmente fuera del descenso y a su visitante dentro. Pero primero Aidoo cometió un penalti de VAR completamente innecesario y al final, con Raillo expulsado, Oscar García no supo transmitir a los suyos la necesidad de matar el partido y, peligrosamente envalentonados, quisieron apostar por un marcador más amplio en lugar de asegurar el que tenían. Por ahí salvó el cuadro bermellón su primer punto como forastero en una de las tardes en la que quizás lo mereció menos que en otras.
  El fútbol exige intensidad, a falta de determinadas virtudes. El Mallorca la tiene, el Celta no. Disputar el último cuarto de hora contra uno menos, con Baba de central y cuatro delanteros sobre el terreno, no fue ayuda suficiente para noquear al adversario. Ganar por puntos basta. El empate, decía Aragonés, no sirve para nada.