Una de 50
No, no es la primera vez que el Mallorca alcanza e incluso supera los 50 puntos en primera división, aunque si lo ers desde que Robert Sarver, Andy Kohlberg y sus socios compraron el club.
Una mayor engarce con la sociedad mallorquina es la asignatura pendiente de los americanos, más empatía y menos distancia con una afición entregada, unos medios de comunicación favorables y una ciudad abonada a la indiferencia, junto a un respeto a la historia que ha brillado por su ausencia. A su favor la indudable mejoría del estadio, con más fachada que servicios al espectador, y una más que discutible aportación de dinero público.
Se ha dado, así es preciso reconocerlo, el primer paso para consolidar un proyecto capaz de superar los profundos valles por los que ha atravesado el club. Lo han hecho Javier Aguirre, su cuadro técnico y los jugadores que pusieron a su disposición, sin verdaderos apoyos en el mercado de invierno, al igualar una clasificación que nos ha devuelto a los felices tiempos de Gregorio Manzano y otros técnicos que, de otro lado, contaron con plantillas más relevantes.
El estilo impuesto por el técnico de la capital de Mexico, tan poco vistoso como seguramente necesario, ha producido resultados inesperados. El buen entrenador no es solo aquel que consigue levantar títulos con futbolistas millonarios y grandes presupuestos, sino el que obtiene el máximo rendimiento de los que le han dado. No es quien impone un sistema por encima del carácter y capacidad de sus pupilos, sino el que adapta el mejor dibujo en función de esas características. Y eso lo ha hecho.
Pero a pie de campo el fútbol carece de memoria. A partir del próximo mes de agosto, aumentará la exigencia general. Este es el reto que implica haber renovado por una temporada y que la afectará directamente a él, pero compromete de lleno a la propiedad.