Una estructura inamovible

Dice Serra Ferrer, que de eso entiende mucho digan lo que digan sus interesados detractores, que hay dos piezas de un equipo que no deben tocarse nunca o, si acaso, lo menos posible: el portero y el delantero centro. Podríamos recordar dúos históricos al respecto y otros contemporáneos, (Courtois-Benzema, Ter Stegen-Lewandosky, ………), pero no saldremos del Mallorca donde Héctor Cúper confió siempre en Roa-Amato o Roa-Dani. Cuando estas dos columnas dejan de ser fijas algo falla en el esqueleto como comprobamos ahora con el Atlético de Madrid (Oblak

-………) el Sevilla (Bono- ¿Rafa Mir, En Nesyri….) o veleidades vividas en Son Moix con las idas y venidas de Farnando Vázquez respecto al Mono Burgos y Leo Franco.

Gregorio Manzano ganó la Copa del Rey con Leo Franco y Etoo. Luis García Plaza acabó sin tener clara la autoridad de Reina bajo los palos, que si Sergio Rico e incluso Leo Román, ni un delantero centro inamovible. Si retrocedemos mucho más en el tiempo hubo una temporada en que Gost y Heredia, el bueno de Juan, alternaban casi partido a partido. Nos vamos, claro, a finales de los años sesenta.

El estilo de Javier Aguirre es objeto de controversia. La estructura defensiva que ha montado en atención a las características de la plantilla vigente, roza la perfección en tanto en cuanto no sufre quebranto alguno sean cuales sean los jugadores alineados. Su apuesta no corre en paralelo al fútbol más vistoso, pero sabe, como todos nosotros, que será juzgado por los resultados y no por sus virtudes. Por eso la derrota, sea en Pamplona o Cádiz, resalta los defectos del equipo en idéntica medida a la que la victoria, contra el Madrid o el Atlético, ensalza sus aciertos. Pero el atlas, Rajkovic y el coxis, Muriqi, de su columna vertebral no se mueven aunque pasen circunstancialmente por las cervicales de Raillo, las dorsales de Galarreta y las lumbares de Kang-in Lee.