Urgencias desatadas
El Espanyol no ha marcado más que un gol en los cuatro partidos que lleva disputados en Cornellá donde no ha sumado un solo punto. Sevilla, Granada, Real Sociedad y Valladolid, por este orden, han mojado en el Prat. En cambio los «periquitos» no han perdido fuera, con sendos empates en Vitoria y Vigo y una victoria en Ipurúa frente al Eibar. Un principio de liga errático, no cabe duda, que se hace difícil entender. Tal vez acusa las bajas de futbolistas importantes como Mario Hermoso en defensa y Borja Iglesias en ataque, no les ha suplido con recambios del mismo nivel o, el relevo de Rubi por David Gallego, un técnico de la casa, en el banquillo, ha producido un desequilibrio entre la idea de juego y las características de una plantilla no tan diferente a la que se clasificó para la Europa League.
Las competiciones continentales distorsionan bastante a los equipos más modestos y aunque sería discutible si el blanquiazul lo es, no podemos descartar esa influencia. Y llega a Son Moix con bajas, Calero y Calleri, y las consecuencias de un viaje largo, más de tres horas de avión desde Moscú, y un esfuerzo del que solo ha tenido 48 horas para recuperarse.
El caso es que sus tribulaciones clasificatorias corren paralelas a las del Mallorca que necesita empezar a ganar lo más pronto posible, sino urgentemente. Para los de Vicente Moreno es uno de los partidos situados en la columna de ganados porque, de lo contrario, el margen matemático para alcanzar los puntos necesarios que garantizan la permanencia, se acorta ostensiblemente. Restan 31 jornadas y unas 10 en las que, salvo campanada, toca perder. Por tanto 21 citas para lograr 12 victorias. Mírenlo con la frialdad que exige el panorama.
En las filas locales no hay mucho donde elegir. Si acaso esperar la reaparición de Raillo, la cobertura del flanco izquierdo y poco más a tenor de la confianza depositada en los jugadores y la idea más reconocible: intensidad a prueba de bomba desde el primer minuto o segundo.
Arbitra el vasco De Burgos Bengoetxea. Un buen árbitro. Su padre, De Burgos Núñez, también pitó en Primera. El es dentista y a sus 33 años, lleva 4 temporadas en la élite y ha dirigido 7 partidos internacionales. Suele huir de polémicas, no va de tarjetero. Para mi, de lo mejorcito del Comité. Aunque para gustos, ya se sabe, los colores.