Vergüenzas al descubierto (3-0 en el Camp Nou)

Un gol a los 49 segundos y la auto expulsión de Amath a los 13 minutos dejando a sus compañeros con uno menos, sentenciaron a un Mallorca impotente que pudo salir goleado de un Camp Nou vestido de fiesta en las despedidas de Busquets, Jordi Alba y el propio recinto antes de su remodelación. Ansu Fati, que abrió el marcador, repitió después y Gavi, ya en la segunda parte, redondeó la cuenta en un partido de trámite.

ALINEACIONES:

C.F. Barcelona.- Ter Stegen (-), Balde (-), Christensen (1), Kounde (1), J.Alba (1), Busquets (1), De Jong (1), Gavi (1), Dembelé (2), Lewandosky (2) y Ansu Fati (2).

Minuto 16, S. Roberto (1) por Balde, lesionado. Minuto 78, M.Alonso (-) por Jordi Alba y Raphinha (-) por Ansu Fati. Minuto 83, E.García (-) por Busquets y Ferrán (-) por Dembelé.

R.Mallorca.- Greif (1), Maffeo (1), Gayá (0), Valjent (2), Copete (1), J.Costa (0), Baba (1), Morlanes (0), D.Rodríguez (2), Amath (0) y Muriqi (0).

Minuto 45, Grenier (1) por Gayá. Minuto 71, Angel (0) por D.Rodríguez. Minuto 78, Abdón (-) por Muriqi. Minuto 86, Gio (-) por Morlanes y Quintanilla (-) por J.Costa.

ARBITRO:

Figueroa Vázquez (2), de Sevilla. Plácida tarde para el árbitro que mostró la tarjeta roja a Amath por una durísima e innecesaria entrada a Balde cuya gravedad se advirtió desde el VOR. En un encuentro casi amistoso, 8 faltas a favor del Barça y 2 en contra.

GOLES:

Segundo 49. al primer toque Lewandoski deja a Gavi solo ante Greig y el delantero salva su salida, cediendo a Ansu Fati que gana la posición a la espalda de Gayá,  antes de que pueda llegar Maffeo, y marca a portal vacío. 1-0

Minuto 23, De Jong cede a Lewandosky, que filtra sobre Ansu Fati quien bate a Greif por bajo. 2-0

Minuto 69, Dembelé se la entrega a Gavi que, dentro del área, se cambia el balón de pie y fulmina con la zurda. 3-0

88.775 espectadores

INVITADOS A LA FIESTA

Sus actuaciones en campo adverso, salvo contadas excepciones, ha sido la gran asignatura pendiente de este Mallorca cuyos ejecutivos se engañarán si creen que su cómoda clasificación obedece a la calidad de su plantilla. Javier Aguirre ha obrado el milagro en la presente temporada, pero sostener en mitad de la tabla un equipo con tantas limitaciones no es tarea que se puede repetir con la misma sencillez.

No es menos cierto que habrá que interpretar al revés las impresiones del técnico previas a cada jornada. Igual sucedió en Almería, sus jugadores si aceptaron la invitación a la fiesta que se celebraba en el Camp Nou en la que ni siquiera habían tomado posiciones cuando encajaron el primer gol. Si se trataba de examinar a Dominik Greif, principalmente, y al joven Gayá, ninguna de las dos pruebas sirvieron. El portero, vendido en los tres goles y algunos más que pudieron caer, mientras que el defensa, al que Luis García Plaza ya comprometió nada menos que en el Santiago Bernabéu, tuvo que dejar su puesto en el descenso para evitarse un nuevo sonrojo del que no es culpable.

Sin Kang-in Lee tampoco hay contragolpe y Muriqi vale para lo que vale, que no es poco. Con Valjent intentando tapar los agujeros de un inmenso colador y Dani Rodríguez entregado a todo sin colaborador alguno, Amath se cargó el encuentro al efectuar una entrada digna de expulsión sobre Balde en la profundidad de la mitad de campo local y, por tanto, innecesaria por su dureza. El blaugrana acabó en el hospital, pero sustituido por Sergi Roberto, pero el Mallorca con el marcador adverso y con 10 en el feudo del campeón. ¡Qué más se puede pedir!.

Igual con once sobre el terreno de juego, el resultado habría sido similar. Nunca lo sabremos. Si somos conscientes de que el anfitrión ejecutó un rondo de noventa minutos frente a un visitante apenas competitivo que ni siquiera logró llegar una sola vez ante la meta del aburrido Ter Stegen. Hay distintas maneras de cubrir el expediente y si la que practicó el Mallorca en su penúltima cita del campeonato demostró algo es que necesitará renovar el cuadro mucho más de lo que en la planta noble seguramente creen si es que aspiran a repetir al menos, un balance paralelo. Si se trata de mejorar, ya ni hablemos.