Y el dinero, en Arizona

Falta mucha autocrítica interna, si, y también ajena. Buenas sensaciones y malos resultados. Ante el Barça, bueno algo parecido a eso, más de lo mismo. Porque lo de Reina no es nuevo, la ausencia de Raillo tampoco y el canguelo del técnico, alineación ultra defensiva a la vista, menos. Equipo, el justo y banquillo, menos.

El fútbol no escapa a la forma piramidal de las empresas, con la diferencia de que los de arriba nunca pagan las consecuencias de una serie de malos resultados. Luis García Plaza siempre podrá decir que no le han traído lo que pidió tal y como no se cansó de repetir Vicente Moreno y con razón. Así que subamos un peldaño, Pablo Ortells quizás recurra al argumento de que no le han dejado pagar más de lo que ya ha desembolsado por reforzar el equipo. ¿Qué refuerzos habría que preguntarse?. Así que terminaríamos donde siempre, en esa cúpula de accionistas americanos que pretende entretener a la parroquia con una reforma de Son Moix en tres años y un homenaje a Eto’o a cuento de nada, mural incluido. Pero el dinero no se ve sobre el terreno de juego.

Repasemos: tres delanteros centro, uno de ellos en el dique seco y los otros dos que se turnan con el que ya había en virtud del contrato eterno que le firmó Maheta Molango. Un portero que adorna la lista de suplentes por mucha agua que haga el titular. Kubo, ya visto y valorado en su momento, y Kang-in Lee que ya no sabe si defender más que atacar, jugar de extremo o de media punta o, como conclusión, de nada. Y menos mal que los laterales han salido bien, sobre todo el diestro.

Al contrario de la corriente reinante, todo esto lo hemos dicho ya incluso cuando el horizonte parecía más claro. La distancia respecto al descenso se ha reducido a la mitad. El mercado, más abierto a las salidas que a las entradas, está abierto. Y la vida sigue igual, hay que encontrar a tres peores que todavía los hay. Eso si, puntuar el sábado en el feudo del colista adquiere ahora tintes de urgencia por mucho que sea sin Baba, ni Dani Rodríguez. Si no les gusta la música, apunten al pianista.