A remolque (1-0 en El Sadar)
Osasuna nos despertó a todos de un sueño indomable en el primer minuto de la segunda parte. La defensa del Mallorca, férrea como de costumbre, seguía dormida cuando Moi Gómez intuyó el espacio en medio del triángulo impasible formado por Dani Rodríguez, Maffeo y Valjent, y cedió hacia el punto de penalti donde Aimar llegó mucho antes que Baba y fusiló a Rajkovic desde cerca. Allí se quedaron los tres puntos y el partido.
ALINEACIONES:
C.A. Osasuna.- Aitor Fernández (1), Diego Moreno (1), Aridane (1), David García (1), Manu Sánchez (1), Torró (2), Aimar (2), Moi Gómez (3), Chimy Avila (1), Budimir (1), Abde (0).
Minuto 67, Moncayola (1) por Abde y Rubén García (1) por Ch. Avila. Minuto 74, Kike García (1) por Budimir. Minuto 88, Unai García (-) y Brasanac (-) por Diego Moreno y Aimar.
R.C.D.Mallorca.- Rajkovic (1), Maffeo (1), Valjent (1), Raillo (1), Copete (1), J.Costa (1), Baba (1), Grenier (1), Dani Rodríguez (1), Kang-in Lee (1) y Muriqi (1).
ARBITRO:
Soro Grado (2), del Comité de La Rioja. Se equivocó muy poco en un lance qQue ue provocó ciertas jugadas difíciles de interpretar. Exhibió cartulina amarilla ante Torró y el Chimy Avila, de Osasuna, así como para Kang-in Lee, Grenier y Valjent, del Mallorca. El reparto de faltas, 17 a favor de los locales y 15 de los visitantes.
GOL:
Minuto 46, Manu Sánchez intuye la entrada de Moi Gómez, profundiza y este gana la posición y asiste a Aimar que llega desde atrás como un obús para batir a Rajkovic sin apelación. 1-0
A LOMOS DE LA ESPECULACION
Que el entramado defensivo que define al Mallorca ha proporcionado buenos resultados hasta el presente, no se pone en duda. Tampoco cabe cuestionar que cabalgar semana tras semana sobre el caballo de la especulación justifica las razones de quienes refutan la idea de juego de Javier Aguirre, impuesta o no por el potencial de la plantilla puesta a sus órdenes.
El problema estriba en no proponer nada, sino ceder la iniciativa al contrario a la espera de aprovechar uno de sus errores o despistes, como el del Valladolid en Son Moix hace una semana, hasta que la acción se construye a la inversa y es el rival quien golpea paciente la muralla hasta derribarla. Entonces vienen las prisas y la carga de la caballería se hace inútil cuando el bastión ya ha rodado por los suelos.
Arrasate, el técnico local, avisó en la víspera de que para ganar al Mallorca se necesitaba paciencia. Y la tuvo. Con un 4-3-3 en el que pesaba la ausencia de algunos de sus estandartes, tardó mucho en encontrar huecos entre la primera línea de cinco muy unida la de cuatro que formaba por delante de la más retrasada. Los lentos avances navarros morían en tres cuartos de campo sin llegar a pisar el área balear. Como contrapunto, Muriqi batallaba en solitario cual náufrago en el océano y solo Jaume Costa asustó a la parroquia con una llegada por su banda cuyo remate, en un cambio de Maffeo de lado a lado, se fue tan potente como desviado.
Y si El Sadar es un campo difícil en cualquier circunstancia, el paisaje se oscurece bastante en cuanto te pones por detrás en el marcador. A partir de ahí Aguirre se aferró a la épica. Primero Amath, poco activo y nada inspirado, luego Abdón, Angel y hasta Cufré, sin saber para qué. La magia del de Artá habita en Son Moix, no fuera de Palma.
Con el gol a su favor, los anfitriones se dedicaron a congelar el juego, desgastar a un invitado enfadado consigo mismo y sus relevos sirvieron a este propósito con más efectividad que los dispuestos desde el banquillo bermellón, ayer vestido de blanco inocente, ingénuo y puro, por imposiciones del guión.