Antes y después del debut

En primer lugar, perdón por el retraso. He querido aislarme de opiniones precipitadas y emociones falsas. Pero si, ahi va mi análisis del debut de España en el Mundial.
Como primera providencia y al ver la alineación me pregunté por la necesidad de alinear a un central de lateral, Nacho, con Odriozola en el banquillo. ¿Por qué debía conocer mejor a Cristiano?. Una chorrada. El avaricioso Lopetegui ya experimentó con lo mismo, pero al revés: Azpilicueta de central. Un despropósito. Desvaríos de entrenador. Ronaldo lo sabía y a los cinco minutos, penalti. ¡Bravo!. Es lo que tiene ser del Madrid y no de la Real o el Chelsea.
Ya con el balón en juego, nos quedamos sin banda derecha. Todos los avances por el lado opuesto y varios contragolpes que, de haber sido aprovechados, habrían evitado el posterior ridículo de De Gea. Si, porque un portero de Mundial no puede ir a por un balón de rodillas y con la mano blanda. ¡Prepotencia!. Claro que si Coke hubiera defendido mejor en banda en lugar de abandonar a Nacho, gol aparte, y Silva a su suerte, otro gallo hubiera cantado.
Tras el descanso, Hierro busca soluciones. Cambia a Isco de lado. La jugada del tercer gol arranca por la izquierda y las otras dos, no lo olvidemos, a balón parado. Con el 2-4 a punto de caramelo, error en los cambios. Iago Aspas no es delantero para fajarse con dos tiburones como Pepe y Fonte y Lucas Vazquez no aportaba nada, salvo dar descanso a Silva. ¿Primer partido y ya no podemos acabar los 90 minutos?.
Nueva reflexión: contra un equipo con buenos lanzadores de faltas, no hay que cometerlas al borde del área. Cúper no dejaba de advertirlo. Los defensas egipcios tampoco lo entendieron. Cosas del idioma. Piqué no puede caer en la trampa. No empezó ayer.
España gustó por momentos, cierto, sin embargo la remontada no induce al engaño. Cedió un punto, que pudieron ser más o también ninguno, a un rival que jugó al pelotazo y metió tres. Es preciso regodearse menos en lo bueno, que lo hubo, y repasar los fallos, que también los hubo. Y muchos.