Aunque solo fuera por interés

Regalar a coste cero a un defensa central como Martin Valjent, sentimentalismos aparte, exigiría cesar al director deportivo de cualquier club medianamente serio. Pablo Ortells se lo encontró en la plantilla, no le fichó él. Pero al Mallorca solamente le costó un millón y medio de euros, lo que permite presuponer una plusvalía evidentemente sustanciosa. Dejar que el 1 de enero quede libre para negociar su fichaje por un club de la competencia desvela lo contrario, una incompetencia absoluta.

Entra dentro de lo normal y lógico que el futbolista pretenda e incluso exija un aumento considerable de sus emolumentos. Si hemos de escuchar las interesadas filtraciones emanadas desde las oficinas de Son Moix, nos harán creer que las peticiones del esloveno exceden la altura de la parra. Para contrastarlas deberíamos oir a este último. Pero la conclusión es muy sencilla: Arrasate, firmado por tres años, puede perder a un jugador importante sin la menor garantía de que le traigan a un sustituto del mismo nivel, como sucedió con Gio, y la SAD habrá obsequiado alegremente al más pintado de sus contrincantes futuros.

Que vista la diferencia existente entre ambas partes y el papelón del filial,  pretendan convencernos de que se construye un proyecto de futuro, refleja el desapego con el que Andy Kohlberg, sus socios y sus ejecutivos actúan, en paralelo al desahogo con el que perciben al mallorquinismo y los mallorquinistas. Y Valjent, honesto y agradecido, también es uno de ellos.