Ayer, hoy y mañana

Apostar a cinco años por un entrenador no es nada frecuente en la cultura del fútbol español. Algunos los sumaron en diferentes etapas, como el propio Gregorio Manzano en el Mallorca, pero los records de Miguel Muñoz en el Real Madrid, Irureta al frente del Deportivo, Toshack en la Real Sociedad, Diaz Novoa del Sporting o el mismísimo Johan Cruyff en el vestuario del Barça, quedan lejos pese a los recientes ejemplos del entrenador del Atlético de Madrid, Simeone o Mendilibar, que va a cumplir un lustro en el Eibar si consigue completar la temporada en ciernes.

Así que la renovación de Vicente Moreno hasta el mes de junio de 2022 no deja de tener sus más y sus menos o, dicho de otra forma, sus ventajas y desventajas tanto para el club como para el propio técnico valenciano porque en este deporte y en el ámbito profesional mandan los resultados y en cuanto estos se tuercen las cañas se vuelven lanzas, sin que tal afirmación suponga presuponer absolutamente nada. De todas maneras y sin conocer las cláusulas que encierra el acuerdo es muy difícil emitir juicios de valor y mucho menos sin conceder la merecida oportunidad de contradecir la historia.

Hay que dar por supuesto que Sarver, Kholberg, Nash, Le Saux y Martino, además de Molango y Recio, están encantados con el jefe del vestuario de Son Bibiloni. Dos ascensos le avalan. Y también debemos creer que la oferta que se le ha puesto sobre la mesa colma las aspiraciones de este último y sus colaboradores, tanto económicamente como por las condiciones laborales, de responsabilidad y disciplinarias de su contrato.

Que sea para bien.