Batallitas del pasado
En el año 1979 Torcuato Luca de Tena escribió su novela «Los renglones torcidos de Dios», llevada al cine en el 2022. Entre y entre, en mayo del 2011, el fútbol, siempre tan impredecible, trazó los suyos sobre el césped de Son Moix, donde el Atlético de Madrid, que regresa a Palma este domingo 10 de noviembre, ganó por 3-4 al Mallorca que eludió el descenso merced a la derrota del Deportivo en Riazor frente al Valencia 0-2.
¿Por qué hablar de aquel partido y no de los otros muchos en los qua ambos equipos se han enferntado?. La explicación viene de inmediato precisamente como prueba de los caprichos de este deporte de masas, si, pero no «rey», como se le llama popularmente.
Los colchoneros de habían puesto por delante en el marcador por tres veces. Dos goles de Agüero y uno de Fran, campeaban en el marcador a falta de 30 minutos para los 90 reglamentarios. Nadie esperaba una reacción como la de los locales. Mateu Lahoz, árbitro de aquel lance, señaló un penalti en el área atlética que, transformado por De Guzmán, acortaba distancias y poco después Pierre Webó anotaba un segundo gol que, todavía con veinte minutos por delante, sembraba esperanzas de remontada. Todo se vino abajo cuando, otra vez el «Kun», ponía el 2-4 en el electrónico y un postrer tanto de Nunes en el 91 solamente servía para disfrazar una derrota preocupante a la espera del resultado de Riazor.
Hasta aquí nada extraño, solo emocionante. Lo anecdótico vino después. El «hat trick» del argentino se completó en un balón aéreo sin ángulo que cayó bombeado superando al sorprendido Aouate. Un golazo, dijeron. Pero cuenta la leyenda, contrastada, que ya vestido de calle y a punto de subir a su autocar, alguien, de buen rollo, le recriminó a Agüero, su remate, insignificante para sus colores, pues al Atlético no le servía la victoria para cambiar su séptima posición en la tabla, pero sí que pudo ser decisiva la derrota para el Mallorca. «Lo hice sin querer, argumentó el goleador. Ví que el balón venía hacia mi y le pegué tal como pude, sin pensar siquiera que iría a la portería. No pensaba en marcar».
Así se escribe a veces algún partido que nos empeñamos en analizar más allá de la fortuna y la casualidad que, no lo olvidemos, también forman parte del fútbol.
La formación del Mallorca aquel día fue: Aouate; Cendrós (Joao Víctor, min. 46), Nunes, Ramis, Ayoze; Martí, Tejera (Castro, min. 53); Nsue (Víctor, min. 78), De Guzmán, Pereira; Webó.
De la misma manera que pitó el entonces número uno del arbitraje español, esta vez lo hará Sánchez Martínez, el murciano igualmente considerado el mejor de la categoría. Esperemos que nadie escriba con renglones torcidos.