Boxing day

Se diría que los futbolistas que militan en clubs británicos son menos profesionales que los que juegan en España. Como ya hemos comentado en anteriores ocasiones, en la Premier se aprovecha la Navidad para promover la afición al fútbol, convertirlo en un entretenimiento familiar, hacer de los estadios un lugar de encuentro (ahora naturalmente no) donde compartir el espectáculo y los sentimientos hacia un determinado equipo. Hasta se inventaron el «Boxing Day», día de hacer caja, en el que el público paga precios especiales para contribuir a diversas causas benéficas. Se celebró ayer. La idea fue plagiada en Alemania y otros países del centro y norte de Europa. Claro que aquí estamos en el sur.

Pasado el 26 de diciembre, fecha en la que se suele celebrar, nos hemos encontrado sin partidos por estos pagos. No somos la reserva espiritual de Occidente, pero si distintos. Y no lo digo por la ausencia de público en las gradas, sino precisamente porque esta pausa vacacional del 2020 venía de perlas para romper con la permanente rendición de la patronal y la afición ante la dictadura de los jugadores alguno de los cuales, esta vez Messi como antes otros muchos, procura tomarse unos días más al amparo de alguna dolencia, lesión o, sencillamente, la fragilidad de los dirigentes y/o directivos.

En tiempos en los que se reclama no salir a la calle, mantener el fútbol en la televisión hubiera preservado a bastante gente en sus domicilios, pero ya nos ha quedado claro que el fútbol, al menos por aquí, no cuenta como servicio solidario al ciudadano, sino solo como negocio para unos pocos y circo para las masas. Rafa Nadal acaba de donar tres mil kilos de alimentos para los más necesitados. ¿Se ha oido algo semejante de algún profesional del fútbol, salvo una fiesta con 500 asistentes convocada por Neymar?. ¿Es para y por esto que no quieren liga en Navidad?.