Copa o chupito

En una eliminatoria de 90 minutos, como en una final, igual que en un partido único, pueden ocurrir infinidad de cosas y concurrir circunstancias de distinta índole. Sucedió no hace mucho con motivo de la visita del Girona a Palma en los cuartos de final de la Copa del Rey disputada bajo un formato ridículo y una fórmula absurda.

Ha dicho Javier Aguirre, cuyo equipo sigue una jornada más fuera del descenso, dato que tanto le gusta recordar sin añadir hasta cuándo, que esta semifinal es como un encuentro de 180 minutos, pero también ha olvidado que la mitad de ellos se juegan en campo contrario; un detalle importante. Y no, este Mallorca no puede remontar en el Reale Arena un eventual 0-2 en Son Moix. Justito va para otras tareas más importantes porque caer del torneo no trae consecuencias fatales, pero hacerlo en la liga si.

Lamento no compartir el entusiasmo general que rodea esta jornada. Puedo entender a una afición necesitada de emociones positivas, espectáculo y satisfacciones que se le niegan en el terreno de juego y en los resultados. No tanto en profesionales y su entorno obligado a rebajar ilusiones abstractas o excesos analíticos. Uno es más de no esperar nada y dar la bienvenida a lo que caiga antes que abrigar esperanzas de todo y no ver nada. En cualquier caso, sin perder la compostura.

Apuren el trago, no vaya a reducirse a un chupito.