Cuando un amigo (futbolista) se va

Pues no, no todos los futbolistas juegan donde quieren si es que nos tenemos que creer que Muriqi deseaba en efecto seguir en el Mallorca. Ninguna sorpresa. Si acaso se la habrán llevado los ingenuos, Ortells incluido, que en algún momento pensaron que si ofreces cinco millones por algo que cuesta doce, te lo van a vender. Es que no han sido once, ni diez, ni nueve, no, ¡cinco!. Y eso lo han hecho los mismos que colaron, nunca mejor dicho, ocho al Osasuna por Budimir. Si, he conocido a más de un personaje convencido de que sus euros tienen más valor que el de los demás.

No pasemos por alto que, pese a jugar seis meses en la Liga Santander, ni un solo club español se ha interesado por el kosovar. Tras escarceos en Turquía y hasta en la segunda división inglesa, recalará en Bélgica, un campeonato de segunda fila dentro del fútbol europeo. Bueno, pues ni a eso llega el Mallorca cuyos propietarios pretenden hacernos creer en su proyecto fantasma. Seamos serios, el movimiento se demuestra andando y en seis años de «plan Marshall» aquí no hemos visto dar ni un solo paso.

Cuando un amigo se va, algo se muere en el alma escribió el compositor sevillano Manuel Garrido. Cuando un amigo se va queda un espacio vacío………que en el fútbol se llena con otro futbolista, amistades, según el gaucho Martín Fierro, solo una y si acaso con muchísima prudencia tal vez dos. Además Muriqi no se ha ido, en realidad nunca estuvo aquí del todo. Digan lo que digan, digan lo que digan los demás.