Entre cursiladas y suspicacias

Un árbitro madrileño pita al Atlético de Madrid, esto es así de claro. Si se trata de evitar suspicacias al evitar que nadie del mismo comité territorial dirija a un equipo de su misma comunidad, lo cual siempre me ha parecido una desconfianza absoluta acerca de la honestidad de los jueces, el problema es el mismo si, en este caso, un madrileño arbitra al un equipo de Madrid por muy adscrito que esté en otro Colegio, balear en el caso de Cuadra Fernández, que este domingo silbará en el partido de los colchoneros ante el Betis. Tan cursis para unas cosas y tan desahogados en otras. No es la primera vez, ni será la última. Mejor sería volver a las recusaciones de antaño.

La designación, una más, coincide con la gira del nuevo mandamás del Comité Nacional, Medina Cantalejo, con parada en Palma. ¡Qué casualidad!. A finales de los 90 y lógicamente en activo, este «pitero», actuó en un Deportivo-Mallorca allá en Riazor. Siempre recordará cómo titulé aquella crónica: «Medina canta lejos». Y en ello sigue. Plantarse delante de medios y colegas para contar que le ha llamado Toni Tugores, delegado del Mallorca, y no precisamente para felicitarle por su nombramiento sobraba desde todo punto de vista. Telefonazo inútil, fuera por iniciativa propia o del club, creo que lo primero, y reconocimiento innecesario. Nadie se lo preguntó. Creería don Luis, Medina si, que así contentaba a la parroquia o, peor aún, la tranquilizaba respecto a su imparcialidad.

Contaba Borrás del Barrio, q.e.p.d, que nunca recibía instrucciones y mucho menos llamadas desde Madrid. Pero eso si, si le tocaba el Realísimo o el «Mes que un club», sonaba el teléfono para recordarle su designación. Cosas del pasado sin duda.