De la UCI a planta

El Mallorca ha salido de la UCI y le han trasladado a planta, pero no ha salido del hospital porque los síntomas de su dolencia no han remitido. Javier Aguirre se ha referido estos últimos días a las dificultades de sus jugadores a partir de los últimos treinta metros del terreno de juego, sin embargo no dejan de tener serios problemas para salvar siquiera los primeros sesenta.

Presionar al equipo en su propio campo deja al descubierto no tanto las limitaciones técnicas de la mayoría de sus jugadores, como su falta de confianza en si mismos, pérdidas de balón en zonas peligrosas y la imprecisión de sus desplazamientos a larga distancia como única manera de romper o superar por los aires las líneas enemigas. Cuando lo consiguen, Muriqi, Larin o el punta designado en cada partido y en cada momento, se han de buscar la vida para conectar con sus compañeros que tardan en llegar sin ninguna capacidad de sorprender al contrario con la guardia baja.

Hay otra cuestión tanto o más inquietante: la condición física. El entrenador lo ha expuesto de pasada en alguna rueda de prensa -«en los últimos veinte minutos estamos fundidos, no llegamos»- y las señales, cantidad de lesiones al margen, se hicieron muy patentes ante equipos como la Real Sociedad, de nuevo en Son Moix el próximo domingo, o el Real Betis que, bien aleccionados, tuvieron a sus anfitriones corriendo sin descanso tras el balón hasta provocar su agotamiento y rendición.

En este punto parece oportuno preguntarse quién y cómo hace los informes de los contrincantes, pero nadie neutraliza sus poderes. El menos pintado sabe que los verdiblancos dependían de Isco, que paseó a placer por el césped de Son Moix, que el Rayo explota doblando por sus bandas -el empate de Alvaro llega en un pase desde la derecha debido a la subida de Balliu con Isi arrastrando a Jaume Costa y Dani Rodríguez sin resuello para seguir al lateral franjirojo- o que las faltas al borde del área son uno de los pocos recursos del Cádiz en función de la potencia y colocación del tiro que atesora Alcaraz.

No tiraré de conclusiones, pero queda mucho trecho, demasiado para sentirse a salvo y bastantes cosas que exigen trabajo y una revisión del manual.