De Negreira a Arminio y tiro porque me toca.

Hay quien se extraña de que el Real Madrid y el Barça no se hayan adherido al comunicado conjunto del resto de equipos de la Liga de Fútbol Profesional en relación al caso Negreira. De haberles exigido a ambos,  su reconversión en sociedades anónimas deportivas, como los 43 clubs restantes a excepción de Athletic y Osasuna, otro gallo cantaría porque las normas y las responsabilidades no son las mismas. Un gato al que ni el CSD ni la LFP han querido poner nunca el cascabel.

Escribí en medio de este fregado que merengues y culés se necesitan. No hay negocio del uno sin el otro y del otro sin el uno. Más aún tampoco lo hay para los demás sin los dos grandes, de ahí el pánico a la Superliga. Los modestos esperan la recaudación que generan las visitas de ambos, con dentista o sin, además del dinero que, por mal que se reparta, viene de los derechos audiovisuales que generan ambos y son, en realidad, los únicos que despiertan el interés de las plataformas.

Nadie, ni un solo club, hincará el diente al asunto. No interesa deportivamente, ni políticamente o económicamente. Así de claro. Es la pescadilla que se muerde la cola. El ruido se apagará en cuanto Xavi conquiste un título, sea de liga o de Europa League o ambos. Y los ganará si es preciso porque el único que le puede hacer sombra ha dimitido de ambas competiciones para centrarse en la Champions. El detalle de que a semifinales de Copa del Rey hayan llegado precisamente las cuatro entidades deportivas «sin ánimo de lucro», -¡qué risa-! no tiene importancia ni nada significa.

Recuerden si les place que ya apunté que por encima de Enríquez Negreira estaba Sánchez Arminio, el antiguo presidente y colegiado cántabro. No sabemos si entre el 2015 y el 2018 no se enteraba de nada o estaba sordo. Ahora, justo en este instante, la Fiscalía quiere saber cosas sobre un presunto desvío de ocho millones de euros originalmente destinados a gastos arbitrales. Otra casualidad, sin duda. De oca a oca y tiro porque me toca.