Del rojo al amarillo

Luis Aragonés hizo de la Selección un equipo, herencia que Vicente del Bosque mantuvo con acierto. Con el paso de los años y los avatares contínuos por los que atraviesa el fútbol en general, el español en particular y los desmanes que sacuden a la Federación Española, entre Luis Rubiales, su implantado sucesor Rocha y demás acompañantes, han revertido la situación y devuelto aquel equipo a su condición inicial: una selección.

Ahora que se acaba de cumplir una década desde que el Sabio de Hortaleza nos dejara viene a cuento recordar cómo, dónde, cuándo y por qué sentó a su vera a Iker Casillas y Xavi Hernández para que aparcaran sus diferencias, bien o mal entendidas, entre los jugadores del Real Madrid y el Barça al cambiar sus camisetas habituales por la roja y una vez reagrupado el pelotón, inventó para la renovada escuadra una idea de juego, una personalidad propia y un carácter con el que primero se coronaron en Europa y más tarde, en todo el mundo.

Los tiempos han cambiado. Es preciso mirar con lupa para encontrar futbolistas españoles en el Real Madrid y, forzado por las circunstancias que no por plan ni proyecto, el Barça aporta algunos jugadores jóvenes y de grandes cualidades entre las que no se encuentra la filosofía de conjunto. Ahora la base parte de las plantillas del Athletic y la Real Sociedad reforzadas, es un decir, por un conglomerado de puntales de distinta y divergente procedencia, desde la Premier hasta Villarreal, desde la Bundesliga al Metropolitano; un ratito uno y un minuto el otro.

Claro que mientras no haya paz, coherencia, transparencia y menos lucha por el poder y otras hierbas en Las Rozas, no será fácil redescubrir a la Roja, ahora vestida de un descolorido amarillo con un atuendo seguramente diseñado por algún enemigo. Luis no lo hubiera consentido.