El afeitado de Rocha y las barbas de Tebas

Al ya ni candidato a la presidencia de la Real Federación Española de Fútbol, Pedro Rocha, no le ha bastado el tiempo para evitar su inhabilitación, que le ha sido comunicada antes de la convocatoria de las elecciones a las que se quería presentar, ni aun presentando un segundo recurso en instancia superior que, según fuentes consultadas, no tiene visos de prosperar.

No ha dado una este buen hombre desde que tuvo la infeliz idea de postularse como sucesor de Luis Rubiales sin practicar el rubialismo o intentando convencer de que lo lo hacía. Entró en un Juzgado como testigo y salió imputado tras confesar que nunca supo por qué le nombraron vicepresidente para asuntos económicos y que sus conocimientos al respecto se basaban en la vida misma. ¡Un crack!.

Su definitiva caída viene a raíz de una denuncia por excederse en sus funciones como presidente de una Junta Gestora al despedir al secretario Andreu Camps que justificó como una orden recibida por el entonces secretario de estado para el deporte, Victor Francos. ¿Yo?. ¡Toma sobresaliente!. Ya saben: excusatio non petita, accusatio manifesta. La Dirección General de Deportes del Govern Balear no actuó con la misma diligencia en las denuncias presentadas por causa similar contra la dupla Sansó-Horrach. O si, depende de cómo se mire.

Al margen de concluir que Rubiales no ganó la Copa del Mundo de Fútbol Femenino y Rocha tampoco ha ganado la de Europa del masculino, se abre de nuevo la carrera por el sillón de Las Rozas. A Pep Sansó, todavía directivo de la Española, se le supone buscando equipo. No parece que los escaldados, Carlos Herrera y otros, quieran repetir vana experiencia. La pelota está en el tejado de los ventajistas presidentes de Territoriales, sobre todo los de Valencia o Andalucía. A Jordi Horrach no le da tiempo para estar en tantos frentes. Bastante tuvo con que, en el Mallorca-Real Madrid, le reservaran un oscuro rincón en el enorme palco de Son Moix. Alfonsito el parlanchín no entiende mucho de protocolo.