El fútbol de Oz
El futbol español se parece cada vez más al mundo fantástico de Oz, aquel país de ilusión en cuya Ciudad Esmeralda habita el falso mago que ha de indicar a la pequeña y bella Dorothy, ayudada por el Hombre de Hojalata, el Espantapájaros y el León, el camino para regresar a su casa. Es decir un territorio imaginario en el que en realidad no se encuentra respuesta alguna y cuya senda se recorre por el verde césped de los estadios en lugar de la carretera de ladrillos amarillos.
Tanto monta, monta tanto, Luis como Javier, Rubiales o Tebas. Den a cada uno el rol que crean más adecuado, pero no se olviden del correspondiente al presidente del Comité de Arbitros, Medina Cantalejo, que completa el trío.
El presidente de la Liga de Fútbol Profesional menosprecia la Premier con el argumento de que «es una liga a pérdidas», como si el Valencia no tuviera problemas para pagar la nómina de sus jugadores, el Betis no debiera más de cien millones, al Barça no se le permitiera fichar por su situación económica o hasta el Mallorca no hubiera cerrado su ejercicio en negativo, poco pero en rojo. Será por el color de la camiseta.
Su enemigo de la Federación Española intenta convencer a los clubs de los beneficios que reporta la fórmula de la Copa del Rey y que nadie ve. Promesas que no falten. Que si se enfrentan equipos de la misma ciudad se repartan la recaudación entre ambos, que si negociar sus derechos aparte de los de la Liga es más rentable, aunque los clubs de Segunda pidan más porque «están hartos de competir sin ver un euro». Ya lo de la Primera Federación en la UCI no viene al caso.
El árbitro mayor pide calma y mesura a los directivos por sus declaraciones sobre el VAR. No qué piensan hacer con los árbitros malos, Ignacio Iglesias Villanueva, que cambian el descenso de categoría o su retirada por la cabina. Ni explica cómo se pueden equivocar 4 ojos a la vez, sin contar los del técnico que, claro, este no sabe nada de arbitrar. Eso si, mantiene que sus chicos se preparan los partidos a conciencia, sin examen de la idem por supuesto.