El grito en el cielo, pero menos
He perdido la cuenta de las veces que he dado la vara en este blog llamando la atención de lo sobrecargado del calendario y la sinrazón de las convocatorias de futbolistas, que pagan los clubs, para selecciones nacionales, el gran negocio de la FIFA, la UEFA y otras confederaciones.
Han tenido que lesionarse Vinicius, Real Madrid y Gavi, Barça, para que los medios se hayan despertado clamando al cielo. Antes habían caido Muriqi, Mallorca o Yeremi Pino, Villarreal, sin que nadie levantara la voz.
El hecho de que las instituciones presididas por Infantino y Ceferin respectivamente, indemnicen a las entidades que ceden a sus jugadores para el negocio de otros, no soluciona el problema ni el abuso. No hay dinero que compense los puntos que se pueden dejar de sumar en cualquier competición por el capricho de sobrecargar el calendario con partidos internacionales para los que, a mayores, hasta se reservan fechas o se invaden campeonatos domésticos como ha ocurrido con el caso del delantero kosovar. No tengo la menor duda de que a los dueños, técnicos y aficionados mallorquinistas les importa un bledo que les paguen 28.000 euros ante la ausencia de su estrella, lo sea o no.
Se me hace difícil comprender la sumisión de las sociedades anónimas deportivas, al margen de los cuatro españoles que rechazaron su transformación, ante semejante atropello. Los propios profesionales lo tienen más difícil, ya que su presencia en las selecciones eleva el valor de su caché. Aun así, convendría, deberían, sopesar si un insoportable y casi siempre inoportuno calendario de 60 partidos al año, guarda relación con el incremento de su nivel contractual.