El primer sueño
No es fácil que un partido con cinco goles resulte aburrido y sin embargo hemos podido echar la primera cabezadita del Mundial en el festejo inaugural que ha enfrentado a Rusia, anfitrión, con Arabia Saudí. Si, esa selección en la que solo se alineaban tres de los ocho internacionales remitidos a Javier Tebas para que los colocara a los clubs interesados y con un millón de euros de propina. Cobrar lo hicieron todos, pero solo uno, el del Levante llegó a jugar un partido. Visto lo visto, nada extraño.
Lamentablemente esto no ha hecho más que empezar y llegaremos irremisiblemente a la fase REM, la del sueño profundo. Con o sin marcadores abultados, hay cruces que no admiten ni una siesta en el sofá. Un Panamá-Túnez o un Japón-Senegal ilusionan al más pintado, por no hablar de un Alemania-Corea del Sur o un Brasil-Costa Rica, en el extremo opuesto de la igualdad.
Lo peor es que, después de apurar la caja registradora con esperpentos como el Mundial de Clubs o el Mundialito, la FIFA amenaza con aumentar el número de participantes en la fase final de la Jules Rimet del 2022 y el 2026. Su afán racaudatorio no lo mejoran ni Montoro, ni Montero.
Armado de sus mejores intenciones, Florentino Pérez nos ha querido despertar a todos. Lo malo es que en lugar de ponernos el despertador, nos ha hundido en una pesadilla.
¡Bienvenidos a la feria!