El sol naciente

Mientras los seguidores del Mallorca se quejan de la cantidad de partidos que les programan a las 12 del mediodía o similares, el club esconde su satisfacción por lo que supone la explotación de sus acuerdos audiovisuales y de otros productos comerciales en el país nipón debido a la cesión de Kubo, un jugador que no se sabe si continuará en Son Moix la próxima temporada. Este horario, igual que el de los sábados a la una de la tarde o los domingos a las dos, se emiten allí entre las ocho de la tarde y las diez de la noche, los de máxima audiencia.

Al contrario del gran desembarco de futbolistas africanos en las grandes ligas europeas, no ha ocurrido lo mismo con profesionales procedentes del continente amarillo, tal vez por razones de distancia o meramente culturales, pero lo cierto es que el aumento de operaciones entre ambos mercados responde más a criterios económicos que deportivos ya que los japoneses, tailandeses, chinos, coreanos, iraníes, incluso un tailandés, un quatarí y hasta tres filipinos, no han eclosionado en las ligas europeas en general ni en la española en particular.

El Mallorca ya vivió experiencias previas con la contratación primer de Yoshito Okubo y después Akihiro Ienaga, pero si exceptuamos el discreto rendimiento de Shibasaki, primero en el Tenerife luego el Getafe y ahora en el Deportivo, Inui o Wu Lei en el Espanyol y Kangin Lee en el Valencia, no justifican ampliar la mirada hacia Oriente salvo por las inversiones japonesas en el seguimiento de sus ídolos. Una apuesta de futuro, si, aunque incierto cabría matizar.