Fichados

Llueve sobre mojado. El Mallorca tiene jugadores que pasan de largo el límite de la corrección y abundan en faltas y protestas que no salen gratis. Ya ocurrió la pasada temporada en Segunda B y los árbitros se informan de las características de cada jugador desde el momento en que son asignados a sus respectivos encuentros. Y el currículum cuenta. Codazos, indisciplina, piscinazos y otras suertes forman parte del planteamiento arbitral, que también existe.

Miren por dónde Raillo se llevó la palma con 14 amonestaciones a lo largo del campeonato de liga. Casi tres partidos sin jugar por acumulación de tarjetas amarillas. Sagues Oscoz, que no se excede en las cartulinas, le expulsó, según refleja el acta del partido  por «golpear con el brazo, en la cabeza de un adversario, con fuerza excesiva y sin estar el balón en juego». No hay nada que objetar. pero no es el único. Abdón ya sufrió en Elche su primera expulsión, su carácter impulsivo es sobradamente conocido y ya le ocurrió en el Racing en un partido de play off, que es aún más grave. En segunda división B le amonestaron en la friolera de 10 ocasiones, una menos que su compañero de línea, Alex López que, además, vio una roja directa. Pedraza también forma parte de la triste lista con 12 amonestaciones, dos menos que Sastre que, por ahora, no ha tenido la oportunidad de debutar en la nueva categoría.

No sé cómo se contempla el asunto de las tarjetas en el régimen disciplinario del club. Antes pagaba el jugador las que venían como producto de una protesta. Ahora, ni se sabe. Tampoco parece que las recomendaciones del técnico, que se supone debe moderar a sus pupilos, hayan surtido mucho efecto. El pasado domingo el Albacete ganó en Palma, si. Y Raillo colaboró.