El VAR y el criterio arbitral

Pues si, dicen que viene el VAR también para segunda división. La noticia ha alegrado a muchos mallorquinistas en quienes perdura la actuación de Gorostegui Fernández el pasado sábado en el partido contra el Málaga, aunque por la misma razón deberían recordar el penalti de Pablo Valcarce en la segunda parte del choque ante el Numancia. En fin, que el vídeo arbitraje es una ayuda importante aunque no la panacea.

En primer lugar porque solamente permite actuar en cuatro acciones concretas: un gol en fuera de juego, precedido de falta o si balón hubiera rebasado los límites del campo, un penalti por las mismas razones además de comprobar si la infracción se ha cometido dentro o fuera del área, en las expulsiones por si ha habido un error manifiesto del árbitro que permita rebajar la sanción o, en suma, en casos de confusión de identidad. Para entendernos, la jugada que dio origen al gol de la victoria del Málaga no habría sido anula.

En segundo lugar porque el encargado de revisar dichas situaciones del juego es otro árbitro y por tanto, como humano, sometido al error. De no ser así es imposible que tuviera validez el máximo castigo señalado el lunes contra el Girona en San Mamés que sentenció le victoria del Athletic sin que el árbitro navarro, Prieto Iglesias, recibiera aviso o, en su caso, quisiera cambiar su decisión porque, esa es otra, prevalece el criterio del colegiado principal y desde la cabina no se puede intervenir en acciones interpretables. Cuatro ojos ven más que dos, si todos miran.

Este sigue siendo el gran problema. Si uno va a 180 kilómetros por hora en una autopista limitada a 120, la multa y la retirada de los puntos no es según la opinión del guardia de tráfico, sino de lo que expresa la ley o, en este caso, el reglamento.