En 11 años, de la nada a Segunda

No, que nadie se confunda, la actual Unión Deportiva Logroñés no tiene que ver con el Club Deportivo Logroñés al que venció el Mallorca en Las Gaunas para ascender a primera división de la mano de Serra Ferrer en el año 1986. Este desapareció en el 2009 hundido por su situación económica y se fundaron dos nuevos clubs en la capital de La Rioja, aquel que ahora ha ascendido a segunda división y la Sociedad Deportiva Logroñés que, a su vez, lo ha hecho a Segunda B. El actual estadio municipal del mismo nombre que el anterior, se reconstruyó en el año 2002.

Es pues del equipo de la UD Logroñés, fundado hace 11 años por su actual presidente, el burgalés Felix Revuelta, dueño de la franquicia de productos naturales y dietéticos Naturhouse, el que visita Son Moix en la recta final del primer tercio de la liga en el que ha cosechado bunos guarismos. Derrotado por Las Palmas en Gran Canaria en la cuarta jornada, no ha vuelto a perder en sus desplazamientos cosechando un empate en Fuenlabrada y tres victorias consecutivas en Oviedo, Cartagena y Tenerife. Todo eso con el límite salarial más bajo de la categoría, con el mismo entrenador, Sergio Rodríguez, debutante en el fútbol profesional y sin grandes nombres en su plantilla. Si acaso con dos porteros de reciente paso por Palma, Santamaría, 35 años y en la campaña 2016-17, y Rubén Miño, tres temporadas entre el 2012 y el2015, en el banco.

Teniendo en cuenta que es un rival sorprendente, Luis García Plaza, avezado en esta y otras lides, no se dejará sorprender. Anuncia pocas rotaciones, resta importancia al circunstancial liderato, como debe ser a estas alturas, y prepara a los suyos para no bajar la guardia, así que es previsible el regreso de Cufré a la lateral zurdo de la zaga, el doble pivote Galarreta-Salva Sevilla, con Mboula y Sánchez en las bandas y Amath arriba con el imprescindible y máximo goleador Dani Rodríguez a su espalda, claro.

El madrileño Moreno Aragón repite viaje. Debe mejorar su anterior experiencia, 1-0 ante el Sabadell, partido en el que no estuvo nada bien porque, de costumbre, viste más de paloma que de halcón y eso, aunque parezca bueno para los anfitriones, nunca lo es para ninguno de los contendientes.