En enero, rebajas

Poco más de 17.000 espectadores podrán acudir el domingo a Son Moix para presenciar el Mallorca-Barça. Una merma de ingresos para los americanos que solo podrán salvar la mitad de las localidades puestas a la venta. Los abonados caben todos. Algo es algo.

Mal cartel para quienes esperan este tipo de visitantes, es decir los que van a ver a los blaugrana o al Real Madrid, dado el caso. Entre Xavi y la COVID, verán a lo sumo un combinado del primer equipo, sin demasiadas estrellas, y el Barça B. Esto es así. Tampoco los de Luis García Plaza estarán al completo si el comunicado de las bajas causadas por el «bicho» cuenta como inicio de la forzada cuarentena, reducida desde ayer a una semana. Habrá que cambiar el término. En el peor de los casos la mayoría llegarán a su cita con la Copa del Rey.

De aplazar la jornada de momento ni se habla pese al elevado nivel de positivos en casi todos los clubs de Primera y Segunda. Curiosamente el Comité de Arbitros, ahora presidido por Medina Cantalejo que ha prometido mayor racionalidad en el uso del VAR, no ha comunicado casos de infección entre sus colegiados. O no lo cuentan o los árbitros deben ser menos fiesteros que los arbitrados.

De fichajes, sin novedad. Lago Junior ya está en Huesca, Febas se debate entre Málaga y Tenerife. No importa quién se marcha, sino quienes podrían venir. Pero el silencio en Son Moix es oro, como en la vieja canción de The Tremeloes en los 70, «Silence is golden».