Fidelidad y lealtad

Siempre he apreciado la diferencia entre la fidelidad y la lealtad. La primera es perruna; la segunda, noble. El perro, fiel, te seguirá aunque te equivoques. El ser humano, leal, te hará ver dónde fallas. ¿A qué viene esto?. Muy sencillo porque tal como adelanté voy al curioso asunto de las acreditaciones autorizadas por la Liga de Fútbol Profesional para seis redactores en cada estadio, algo que no me afecta en lo más mínimo pero si atenta, bajo mi punto de vista, contra la profesión periodística.

Dicen las buenas lenguas que deben tener prioridad los medios locales, las agencias de información y los medios que siempre cubren la información de cada club y en este apartado se ha de tener en cuenta la «fidelidad». Ahí quería yo llegar. ¿»Fidelidad» es dejar de criticar todo lo que hace el club y aun más apoyar sus decisiones incluso a sabiendas de que son erróneas?. Ya vimos la fidelidad de algunos a Maheta Molango y cómo terminó su carrera en el Mallorca porque hubo silencios eternos y ominosos ante los desmanes de su gestión que aún hoy lamentan muchos mallorquinistas, pero que otros silenciaron a cambio de alguna pingüe noticia merchandising para sorteos. ¿Fueron estos los fieles al club?. Debió ser así porque yo solo conozco a uno que denunciara determinadas actuaciones. Y lo tengo cerca.

Pero las recomendaciones de la LFP encajan perfectamente en la idiosincrasia de su presidente. Javier Tebas es partidario absoluto de este concepto mal entendido de fidelidad. No resulta extraño que recomiende premiarla. Su buen entendimiento con Jaume Roures parte precisamente del principio de fidelidad a examen, La lealtad aconsejaría sin duda otra cosa-