«Fuertes en casa»

Casi todos los entrenadores y también jugadores que he conocido y conozco repiten la cantinela esa de que «tenemos que hacernos fuertes en casa» y seguramente tienen razón. Los del Mallorca no constituyen excepción al respecto porque el calendario que viene se lo va a exigir en aras de confirmar que su triunfo en Sevilla no fue flor de un día, ni fruto de la casualidad.

Noviembre no será un mes fácil para los de Arrasate, ni tampoco para él. Despedirán octubre con la visita del Levante a Son Moix que, aunque haya quien lo crea, no será una perita en dulce cual recién ascendido. La lluvia a la que cantan Guns N’ Roses en su inolvidable balada («November rain»), adquirirá carácter de tormenta en las dos complicadas salidas programadas para los días 2 y  22, Betis y Villarreal respectivamente; la segunda después de otro parón como el que acabamos de sufrir. Lo de las selecciones no tiene remedio.

De ahí que la duodécima jornada, el Getafe, y la décimo cuarta, Osasuna, ambas en Palma, van a exigir una puesta a punto inexcusable si la reacción tiende a convertirse en acción. Se han abandonado las posiciones de descenso, pero no habría que mirar hacia atrás ni una sola vez más en todo el campeonato y el primer objetivo debería ser alejarse lo suficiente para no tener que sobrevivir en una zona de la tabla incómoda hasta el punto de que solo con temple y calma se puede salir de ella.

La enfermería, que ya estuvo excesivamente llena y durante demasiado tiempo el pasado curso, debería vaciarse lo más pronto posible y rezar para huir de contratiempos, porque el fondo de armario inspira más inquietud que tranquilidad.

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