Fútbol de Navidad
Los experimentos, en casa y con gaseosa, acuñó Alfonso Guerra. Para inventos, los del TBO podríamos añadir.
Hace unos años, al llegar a cierta edad siempre tenemos que usar esta expresión, algunos iluminados que se empeñaron en no interrumpir el fútbol durante las fiestas navideñas, lo que no ocurre en otras ligas, la Premier por ejemplo, trataron de sustituir la competición por una serie de partidos amistosos entre diversas selecciones autonómicas contra las de otros países un once tíos vestidos de corto en representación de no se sabía qué. Creo que aquí, en Baleares, se llegó a montar una pachanga de la Selección Balear frente a un equipo, otra selección también balear pero de equipos de Tercera o algo así, como si, salvo el Mallorca, hubiera otra cosa.
Llegaron a jugar los catalanes y los vascos, evidentemente, y también andaluces y creo que gallegos. No muchos más. El fracaso de público fue estruendoso en todas las regiones, en primer lugar porque el fútbol «amistoso» no interesa ni a los «amigos», una lección que ya se había impartido en clase de torneos veraniegos, y, además, porque si esperar un mínimo de espectáculo en competición se haca cada ves más difícil, buscarlo donde no hay es tarea inútil. El presupuesto de los Gobiernos Autonómicos, tampoco daba para contratar a Brasil, Italia, Alemania, por ejemplarizar con campeones mundiales, y, en el caso propio me parece que dio en una ocasión para enfrentarse a la Selección de Malta y porqué seguramente no la hay en Córcega o Corfú.
Pese a ello siguen funcionando las selecciones autonómicas de juveniles hacia abajo, participantes ene una serie de campeonatos nacionales carentes de toda repercusión y cuyo efecto no va más allá de servir como coartada a las federaciones territoriales en aras de justificar una labor perfectamente reemplazable e invertir un dinero con el que contentar a los futuros votantes de asambleístas quienes, a su vez, son los que eligen al presidente y aprueban su salario. A los chavales con un viajecito a la Península ya les vale.
Al contrario de tal mejunje, en la Premier celebran el «Box day» o día de hacer caja porque, aprovechando las vacaciones de estos últimos días del año, familias enteras llenan los estadios para ver a sus ídolos en acción. Pasa por taquilla hasta el «tato», apodo que suele aparecer en la alineación de alguno de los encuentros de solteros contra casados, futbolistas contra toreros, políticos contra periodistas o Villaarriba frente a Villabajo, lavaplatos aparte.