Hablar por hablar

Lo escribió Bob Dylan en una de sus canciones, «The times they are a changin» («Los tiempos van cambiando»). Hubo una época en la que los entrenamientos de los equipos de primera división no eran como ahora. No había partidos los viernes, ni los sábados ni en lunes, eso es cierto.

César Rodríguez, a quien de jugador llamaban el «Divino calvo», leía el periódico en la grada del Lluis Sitjar, mientras Hugo Villamide dirigía la preparación física consistente en unas cuantas vueltas al campo y media docena de sencillos ejercicios. Una novia de Jorge Doval tomaba el sol en bikini tumbada sobre el césped junto a una portería, mientras el novio y sus compañeros entrenaban en la otra mitad del campo, según inmortalizó el fotógrafo Juan Llompart, «Torrelló», en las páginas del Diario de Mallorca y de Marca. El brasileño Otto Bumbel preparaba a sus hombres acompañado por su perro, un gigantesco pastor alemán que, milagrosamente, no salía tras el balón.

Las sesiones solían terminar con «pachangas» a lo ancho del campo, excepto los jueves, en que se montaba un partido en toda regla, a veces con árbitro colegiado y todo, en el que se alineaban los presuntos titulares del domingo frente a rivales que iban desde otros conjuntos de inferior categoría, a filiales propios o juveniles. Era «el partidillo de los jueves».

Actualmente todo esto ha cambiado. Los cuerpos técnicos constan del entrenador, preparador físico, preparador de porteros, recuperador, masajista, segundo entrenador, enfermero, encargado de material y algunos etcéteras más. No parece que con ello el espectáculo haya mejorado sustancialmente, pero las nóminas han aumentado, eso si.

Lo más parecido a aquellos «partidillos de los jueves» son los que se disputan en pre temporada. Auténticas «costellades» de las que más de un enterado pretende sacar conclusiones a título individual y colectivo. ¡Allá ellos!. En su mayoría apenas sirven para los técnicos titulares, aunque si son importantes de cara a la puesta a punto del equipo sobre todo en el aspecto físico, tal vez lo único que realmente ha cambiado del fútbol de hoy en relación al de ayer: la condición física de los futbolistas. Más allá de esto, hablar por hablar. Hay plantilla que no se completan hasta transcurridas dos jornadas de la nueva competición y que, en el transcurso de su primer tercio, no se parecen a las del mes de julio ni el color de las camisetas.