La Balanguera fila i fila
El fondo de inversiones que lideraba Robert Sarver y ostenta la propiedad del Real Mallorca SAD, ha tardado ocho años en entender que el proyecto crecía al margen de raíces mallorquinistas. Andy Kohlberg, quizás más sensible, interesado o convencido dio el primer paso al aprovechar la presentación de la reforma practicada en Son Moix para establecer su primer contacto, digamos serio, con la sociedad a la que pretende representar. Su predecesor ni lo había intentado o, peor aún, se deshizo de todo objeto, persona o símbolo que oliera a mallorquín. Prefiríó a Molango antes que a Monti Galmés, despidió a todo aquel que pudo al amparo del descenso a Segunda B y se retiró a sus juicios en Arizona dejando el marrón, el de aquí no el suyo, al presidente actual.
Quienes han tenido la oportunidad de conocer el fútbol por dentro y descubrir sus particulares entresijos saben que convocar saraos en torno a un partido trascendente como era el del sábado acaba mal. Eso se hace cuando el resultado carece de importancia o se monta un amistoso de postín con un contrincante de cartel, por ejemplo tal cual el fenecido «Ciudad de Palma». Si eso se lo hubieran preguntado a directivos como Tomeu Vidal, José María Lafuente Balle, Miquel Ballester, Miquel Contestí….. y otros «ignorados», se lo hubieran dicho. Eso nos lleva a otra equivocación de bulto centrada en la lista de invitados. Sobraron bastantes. Hasta el nuevo jefe de comunicación, Héctor Martín, se quejaba de que le habían colado personajes no deseados, y faltaron demasiados. La inexperiencia y el desconocimiento se pagan. En el campo con un empate pobre e insuficiente, fuera de él con la indiferencia y el alejamiento de aquellos que no necesitan acreditación ni prueba para ser lo que son.
Se agradece la intención y las ganas, pero conectar con el alma requiere algo más que un pase de ball de bot, una colla de dimonis y una cena de postín. A alguien le falló el «timing» de La Balanguera que «fila» i «fila» y no deja de «filar»…. fino. .