La indolente LFP
Ya es de por si grave que los clubs tengan que ceder a sus futbolistas gratis para que jueguen con las selecciones de sus respectivos países. En definitiva el uso del servicio de profesionales cuyos contratos y seguros sociales abonan sus empresas, no las federaciones.
Pero aún es peor la falta de previsión, respeto e incapacidad de la Liga de Fútbol Profesional a la hora de programar los partidos de competición. Pasemos por alto el riesgo de lesiones, cansancio y viajes aparte, el caso es que los calendarios internacionales se conocen de antemano y no costaría nada evitar horarios que incidan directamente en el desarrollo de las ligas domésticas.
Que entre el 24 y el 28 de marzo se reservan espacios para el negocio de la FIFA, la UEFA, y todas las demás, se sabe desde hace meses y, por lo tanto, no tiene ningún sentido que se adelanten horarios al viernes por la noche, caso del Mallorca-Osasuna, cuando hay jugadores que tienen que viajar 24 horas antes. Debieron pensar que dos equipos tan modestos no tendrían futbolistas seleccionables. Da igual. Lo elemental es prever que, cada vez que haya citas internacionales, se concentren las jornadas locales, los clubs puedan alinear en tiempo y forma a sus jugadores y estos dispongan del tiempo mínimo para descansar. Lo contrario no solo es pereza, sino indolencia. Una pésima gestión de una organización ya de por si nefasta.