La parte de un todo

Cuándo el antiguo presidente de la no menos caduca Federación Española de Fútbol, Pablo Porta, veraneaba en el hotel De Mar, en Illetes, construido por don Juan de Vidal y Salvá, el Barón de Vidal, ex presidente del Mallorca, me preguntó, a modo de reflexión, por qué el fútbol español tenía que ser y funcionar mejor que el resto de los deportes, oficios, actividades y, en general, materias y disciplinas de la época.

Ahora que Rusia ha invadido Ucrania, Estados Unidos se divide como en los tiempos de la Guerra de Secesión, China no puede con el COVID, el Reino Unido se desangra entre los efectos del Brexit y los temblores de su sucesión monárquica o su economía, Argentina suspira en ganar el Mundial para enmascarar su imparable inflación, Túnez celebra unas elecciones bajo sospecha, Corea del Norte no deja de lanzar misiles como si celebrara las fallas, Perú se pelea en plena calle, la Unión Europea tirita ante el precio del gas o España, para no salir de aquí, arde por el coste de la cesta de la compra e inseguridad jurídica y política, ¿qué puede ir mal? en plena efemérides del Mundial de Qatar a punto de bajar el telón.

Si cuando aparece en pantalla el globo terráqueo del Telediario cerremos los ojos o apagamos la televisión para evadirnos de tanta noticia inquietante, de tanto desastre local, regional, nacional e internacional, qué no haremos los aficionados al fútbol, durante tantos años el circo de la plebe, ya que el pan está más caro, al escuchar a Florentino Pérez acompañado de Jan Laporta, ¿quién lo iba a decir?, para bombardearnos con la Superliga, a Javier Tebas presumir de lo bien que la Liga cuando un tercio de clubs pertenecen a fondos de inversión extranjeros y el resto se hipotecan hasta las cejas, instituciones públicas como el Consell Insular pagan a empresas privadas como el Mallorca, o el jefe Infantino arremete contra la Superliga con la mano derecha y con la izquierda promueve un Mundial de clubs.

Si el Mundo está hecho unos zorros, ¿me siguen?, ¿por qué el Fútbol debería ser distinto?. Pablo, Pablito, Pablete tenía razón.