La primera final

Lo complicado de la visita del Granada es que puede haber cambiado alguna de sus costumbres debido al desembarco de Karanka en el banquillo de los Nuevos Cármenes. Cada maestrillo con si librillo, ya saben. Viaja con todos sus efectivos y las dudas de Arias, Gonalons y Machis. Victor Diaz, Germán, peligroso a balón parado, Montoro y Jorge Molina forman su guardia de veteranos, complementados con Puertas, muy lento, y Quini o Escudero en el lateral izquierdo, con Luis Milla como eje en medio campo. Luis Suarez, el otro, es su delantero más peligroso pero si se alinea hay que vigilar los tiros desde larga distancia de Rochina.

Tantos cambios de entrenador no son buenos. La tarjeta de los nazaríes fuera de casa no admite traca de fuegos artificiales, pues solo han ganado dos partidos. Marcan goles, eso si, pero encajan también muchos. El empate, llevan ocho como forasteros, esta vez no les serviría de gran cosa.

No creo que Javier Aguirre vaya a salir con tres centrales. Lo más lógico sería que apostara de nuevo por un 4-4-2, con un segundo atacante junto a Muriqi, Abdón o Angel. Baba, Salba, Kubo y Dani en el centro y atrás Maffeo, Valjent, Raillo y Oliván. Mejor dejar los experimentos para otra ocasión.

No se entiende la designación de un árbitro de medio pelo para una cita tan trascendente. Hijo de otro hombre de negro, entonces aún no vestían de color, Ernesto de Burgos Núñez, su vástago De Burgos Bengoetxea cubre la cuota del Comité Vasco en la categoría. Internacional de regalo, la Uefa solo le ha dado un apasionante Islas Feroe-Moldavia de la previa de Champions. Otro detalle, el pasado curso en un Sevilla-Cádiz (2-1) pitó el final un minuto antes del tiempo que él mismo prolongó, advertido por los amarillos y el cuarto árbitro ordenó el regreso al campo de los jugadores locales, que ya estaban en el vestuario, para disputar los sesenta segundos que se había comido. Casero y escaso de personalidad, su índice de victorias locales dobla a las visitantes. Por si faltara la guinda, Del Cerro Grande en el VAR, si, el de los «penaltitos» que le valieron al Mallorca su triunfo sobre el Cádiz, donde aún se acuerdan de la gesta.