Las rebajas de agosto
A Javier Tebas, presidente de la Liga de Fútbol Profesional, le gusta presumir de la bonanza económica de los clubs españoles. Nos gustaría creerle, pero la realidad de sus cuentas expone lo contrario. Podrá hacer la vista gorda con los límites salariales, aceptar palancas que después no se pagan o préstamos para sufragar ciertos fichajes, pero el mercado de futbolistas en curso confirma que si la primera división en conjunto ya se ha visto sobrepasada por la Premier, la Bundesliga, el Calcio y hasta la League 1 de Francia, se debe a la pérdida de valor de la mayoría de plantillas cuyos propietarios se ven obligados a vender sus activos a bajo precio, Rajkovic es un ejemplo, para comprar aun por menos.
A falta de dos semanas para que comience la competición, el Mallorca es el cuarto club de la categoría que menos ha invertido en refuerzos, únicamente superado por el Espanyol, el Rayo Vallecano y el Valencia. Sus victorias de pretemporada ante equipos de ínfima categoría que, en el más difícil de los casos, militan en Segunda, no pueden engañar a nadie. Podrán presumir de cerchas, restaurantes, cristaleras y gimnasios, pero el nivel de los jugadores a duras penas iguala al de la temporada precedente. Los once o doce millones ingresados por el traspaso del portero serbio y Gio González, no vienen de vuelta con profesionales que mejoren lo que hay. Al menos de momento.
Más que apuntalar un proyecto para figurar entre los diez primeros, Pablo Ortells prefiere asegurar la décimo séptima posición de la tabla, como de costumbre, y este mes de agosto, Real Madrid aparte, no viene con dos compromisos de trámite, sino con cuatro y no precisamente amistosos. Claro que, para ellos y sus correveidiles la perra gorda.