Lluvia de millones

De la Junta de Accionistas que el Mallorca celebrará el próximo jueves solo ha trascendido que se va aprobar una ampliación de capital por 15 millones de euros y, según fuentes oficiales, las extraoficiales se secaron hace tiempo, dicha cantidad se destinará a sufragar el coste de las obras de remodelación del estadio municipal de Son Moix, llámenle como quieran. Si la hipoteca suscrita a través de la Liga de Fútbol Profesional con el fondo CVC no basta para ello, ni las aportaciones de los mallorquines a través de nuestros impuestos que entre el Consell Insular y l’Ajuntament por la compra de los títulos de propiedad del Lluis Sitjar  suman otros 5 «kilos» tampoco, preguntémonos qué previsiones se hicieron o, mejor, no hagamos preguntas que nadie va a responder.

Del resto de asuntos anunciados en el orden del día se habla poco, aunque no falta quien intuya que se puede desprender la salida del «accionista minoritario» Robert Sarver debido a la sanción impuesta por la NBA en su país que le ha reportado una venta de 4.000 millones, de dólares en este caso. Esto son castigos y lo demás son cuentos.

Por si fuera poco, una plantilla a la que no era posible encontrar novias, ahora se ha revalorizado. Hasta Ruiz de Galarreta, que en su día tuvo que abandonar Bilbao por la puerta de atrás, ha despertado un incipiente interés del Athletic cuando estaba a punto de renovar. Las serpientes de los fichajes, antes inherentes al verano, aovan en invierno también. Colocan a Valjent en Portugal, a Muriqi en cualquiera cuanto más grande mejor, sea el Atletico o el mismísimo redil de Florentino Pérez y a Maffeo ya le habían sacado billete para el Wanda Metropolitano. Y si el equipo mantiene su nivel medio de resultados, habrá más.

Así que estaría bien conocer si el jueves en esa mesa donde se celebran las tele reuniones, se debatirán otros temas de envergadura o estos americanos han pensado alguna vez en un proyecto de verdad más allá de poner en venta todo lo que se mueva. A la afición, aunque no la tengan en cuenta, lo que hagan o dejen de hacer con el capital no le importa un pepino, siempre y cuando hagan frente a sus compromisos de pago como de hecho viene ocurriendo.