Los futbolistas pierden la batalla

José Luis Nuñez, a la sazón presidente del Barça, no hallaba lógica en el hecho de contratar a los futbolistas hasta el 30 de junio si las competiciones terminaban unas semanas antes, ya que en primera división competían únicamente 18 equipos. Si cobran que trabajen, decía. De ahí que le sacó a la Federación, pues la Liga de Fútbol Profesional aun no había nacido, un play off para decidir la clasificación final. Se establecieron tres grupos de seis equipos, los primeros por el título, los de abajo por el descenso y los intermedios para pasar el tiempo. El Mallorca, que de la mano de Serra Ferrer había finalizado quinto en la fase regular, firmó la sexta plaza tras no pocos incidentes de los que resultó la expulsión de cinco de sus jugadores en el campo del Espanyol a cargo del árbitro onubense Caetano Bueno y la enemistad irreconciable entre Javier Clemente y el técnico de Sa Pobla.

El experimento duró una sola temporada, pero nadie aprendió la lección. Infantino y Ceferin han tomado el relevo de aquel presidente blaugrana y se han encargado de prolongar el calendario hasta lo indecible para fastidio de los profesionales que, de las manos y la cabeza de Maheta Molango, han perdido la batalla y se ven sometidos a un calendario de locos que, en efecto, no termina el 30 de junio, pero si muy cerca.

No solo pierden ellos sino también los clubs, que no pueden disponer de sus estrellas prácticamente hasta el mismo comienzo de la nueva temporada, las vacaciones son sagradas, mientras aquellos que no cuentan con internacionales en sus plantillas se ve obligados a conceder 45 días de asueto que pesan y mucho a la hora de poner a punto sus escuadras para sudar sangre en pleno «ferragosto». Un verdadero caos.

Publicadas las fechas de la campaña 2025-26, todo sigue como estaba. La gallina de los huevos de oro, eso sí, cada vez está menos rolliza. Solo disfruta Florentino Pérez a la espera de que el invento del Mundialito, le rescate de sus decepciones aunque sea a costa de exprimir el limón de Mbappe hasta que no quede ni gota.