Mercado frío en verano caluroso
Ya se habrán dado cuenta de que el mercado de futbolistas ha empezado bastante frío. En este sentido el Mallorca no representa ninguna excepción. El horno no está para bollos, ni la economía de los clubs para alegrías. Ahi sigue el Barça con sus palancas, fichando a Gundogan, por ahora, sin saber si le podrá inscribir. Podrá. Nadie lo duda. Osasuna, en cambio, igual no disputa la Conference League que se ganó en el campo porque los pecados cometidos por sus antiguos dirigentes hace nueve años, no son ni parecidos al sumario del caso Negreira. Los inspectores de la UEFA no pierden mucho tiempo en los análisis. Que se lo pregunten al Mallorca, apeado de la Europa League en el 2010 en beneficio del Villarreal. El tiempo transcurre, pero no cambia.
En el campo de batalla de las tesorerías basura, Luis Rubiales, presidente de la Federación Española y Javier Tebas, su homólogo en la Liga Profesional, libran su guerra particular como si se tratara de los mismísimos PSOE y PP, que también podría ser. En su cruce de acusaciones y querellas baila la hipoteca del fondo CVC a 50 años, cuya legitimidad cuestionan, además de en Las Rozas, el Real Madrid, el Athletic y el Barça si, no se extrañen, desiste de la demanda, como ha hecho o dice que hará de la Superliga, el segundo gran objetivo de Florentino Pérez después de la monumental reforma del Santiago Barnabéu.
En Son Moix no dan más señales que las de renovaciones intrascendentes y traspasos tan obligados como inapetentes. La parálisis general escuda la política restrictiva del club, al margen del movimiento accionarial esmerilado en la desembocadura de los problemas particulares de quien fue su principal accionista. En el fútbol español y sin apenas excepciones hace tiempo que los cristales se sustituyeron por paveses, esos en los que se ven pero no se distinguen las figuras. Pero como excusaba Pablo Porta, que en paz descanse: ¿por qué el fútbol ha de ir mejor que todo lo demás, política incluida?.