Ni crítica, ni autocrítica
Pablo Ortells, director de fútbol del Real Mallorca SAD, puso la altura del listón hace ya más de un año: «firmo la permanencia por un punto y en la última jornada». Desde entonces el nivel de exigencia común en las distintas esferas del club no supera el mínimo deseable.
11 jornadas, 9 de 33 puntos posibles, 1 sola victoria, y ¡qué victoria!, a un suspiro de las posiciones de descenso y Javier Aguirre tan campante y contento con lo que ve. O lo que no ve, porque imaginar de 10 a 12 tiros contra la portería del Getafe el sábado, cuando no se sucedieron más de 4, equivale a instalarse en el mismo limbo al que Jaume Costa y Dani Rodríguez enviaron sus remates. Uno más, 5, si consideramos como tal una cesión de Antonio Sánchez al guardameta David Soria desde fuera del área. El resto, la oportunidad de Larin frustrada por el cancerbero madrileño y un disparo de Amath raso y a la izquierda del segundo palo. La docena aludida por el mejicano obedece más al deseo que a la realidad.
Peor aún el lapsus sufrido en la rueda de prensa posterior al encuentro en referencia a un calendario de «38» citas de las cuales, señor, únicamente quedan 28. Esa memoria traicionera o la inconsciencia de haber tirado a la basura no menos de 8 de las actuaciones en revisión. Tras dos meses de competición aun no sabemos si el lateral izquierdo es Lato o Costa, si a Muriqi tiene que acompañarle Abdón o Larin o nadie, si salir con 3 centrales o con 2 y, en el primer supuesto, si el tercero en discordia es Van der Heyden, Copete o si acaso llamar a Gayá para que regrese de su cesión.
Sin embargo el «Vasco» no se siente cuestionado. Tiene razón, no lo está; ni él, ni quien ha confeccionado la plantilla y planificado su composición, ni quien ha mandado al Mallorca B a Regional, ni los dueños, orgullosos de cerchas, obras, tiendas, camisetas, restaurante-espectáculo, marcador electrónico, palcos de lujo y, dicen, record de abonados…..tantos que de los 19.200 solo se acercaron a Son Moix 15.300. El resto prefirieron quedarse a ver el Barça-Madrid, aunque tampoco mereciera la pena.
La crítica no existe o se complace en la repetición de anuncios y eventos oficiales. La autocrítica, todavía menos. Esto es jauja y a ver quién va a discutir si en lugar de 12 remates, hubo 4. Ya si eso, debatiremos sensaciones y emociones presentes en todos los entrenamientos a los que no acuden la suerte ni los árbitros.