No hay éxito sin sacrificio

El Mallorca, que en una amplia fase del partido gozó de oportunidades para sentenciar le eliminatoria sin tanto calvario, resistió al final el empuje del Albacete, más valiente que cerebral, al que Bela había puesto por delante a los quince minutos de partido. Si Tomeu Nadal había tenido brillantes intervenciones, en los últimos minutos Reina evitó el segundo gol de los locales que habría forzado la prórroga en dos paradones a remates de Zozulya y Eugeni. Los de Vicente Moreno no solo han conseguido el pase, sino que recuperarán el factor campo para disputar el ascenso con el Deportivo.

ALINEACIONES:

Albacete Balompié.- Tomeu Nadal (3), Tejero (2), Gorosito (1), Gentiletti (2), Fran García (1), Dani Torres (1), Febas (0), Bela (2), Eugeni (1), Rey Manaj (1) y Zozulya (1).

Minuto 45, Caro (1) por Gorosito, lesionado. Minuto 68, Barri (1) por Febas. Minuto 83, Susaeta (-) por Bela.

R.Mallorca.- Reina (2), Sastre (1), Valjent (1), Raillo (2), Estupiñán (1), Pedraza (1), Leo Suárez (1), Salva Sevilla (1), Dani Rodríguez (0), Lago Jr. (1), y Abdón (1).

Minuto 64, Alex López (1) por Abdón. Minuto 73, Stoichkov (-) por Leo Suárez. Minuto 91, Ariday (-) por Lago Jr.

ARBITRO:

Figueroa Vázquez (3), del Comité de Andalucía. A diferencia de su colega del partido de ida, un excelente arbitraje. Sin errores, encima de la jugada, sin dejarse intimidar ni engañar por los futbolistas. Tranquilo y sin aspavientos. Mostró tarjetas amarillas a Tejero, por protestar, Fran García y Dani Torres, del Albacete. Y a Pedraza, Raillo y Lago Jr, del Mallorca.

GOL:

Minuto 15, libre directo fuera del área visitante que transforma Bela con un tiro que supera la barrera por un lateral y se aloja a media altura junto al poste al que Reina no puede llegar, aunque toca el balón. 1-0

COMENTARIO:

Si, al cuarto de hora Bela, al transformar esa falta en la que Reina no acabó de ajustar la barrera, metió el susto en el cuerpo de todos los mallorquinistas. Hasta entonces no habíamos vislumbrado siquiera el plan del Albacete y el Mallorca acusó el castigo a su innecesaria especulación. Este equipo no juega igual fuera de casa que dentro, algo difícil de entender al menos conceptualmente. El dibujo es el mismo, los jugadores y el fundamento también, pero su determinación se transforma en una prudencia excesiva que permite al anfitrión ganar terreno y peligro. No es sencillo entender el bajón de Dani Rodríguez entre un partido y otro, ni por qué Salva Sevilla pierde balones en zonas de peligro y decaen sus ideas. Pero es lo que hay, lo que ha habido durante toda la temporada con excepciones contadas: la segunda parte de Riazor, próximo destino, y el tiempo transcurrido sobre el Carlos Belmonte a lo largo de los 60 minutos disputados entre la segunda mitad de la primera parte y la primera de la segunda. Valga el malabarismo verbal.
  Quizás no se debió sufrir tanto. Cuando Vicente Moreno consiguió que sus futbolistas empezaran a tocar más la pelota y en lugar de esperar al rival en campo propio fueran a buscarle en el suyo, tal como habían hecho en el partido de ida, el paisaje cambió radicalmente. Hasta en siete ocasiones estuvo a punto de caer el gol que habría rubricado el pase mucho antes del arreón final de los manchegos que exigió a Reina intervenciones que emulaban las de nuestro paisano Tomeu Nadal. Dice una ley no escrita del fútbol que quien perdona, paga. En la fase decisiva del lance lo hicieron los bermellones que, juego aparte, mostraron una condición física muy superior a la de su contrincante. Pero como en un combate de boxeo, el púgil más tocado agotó sus escasas fuerzas para no besar la lona. Y tuvo sus oportunidades, pero no es menos cierto que de haber forzado una eventual prórroga los locales habrían cedido por pura asfixia.
  En una liguilla tan corta, todo lo que no sea el resultado ya es historia. No es paradójico que el puesto de ascenso que queda vacante lo vayan a pelear el sexto y quinto clasificados, verdugos del tercero y el cuarto respectivamente. Y nadie dijo que iba a ser fácil.