Oxígeno para Aguirre (1-0 en Son Moix)
Hasta en cinco ocasiones cruciales Rajkovic salvó a su equipo y también a su entrenador, además del VAR desde el que Gil Manzano llamó la atención de Alberola Rojas, árbitro del encuentro, sobre la interposición del codo de En Nesyri en un disparo de Pedrosa, tras error mayúsculo de Samu, que hubiera significado un empate que el Sevilla buscó con tanto ahínco como precipitación y ansiedad. Larin, si, lo han leído bien, transformó a los 10 minutos la menos clara de las oportunidades que lleva en la liga que, a la postre, supondría la primera victoria del Mallorca en casa en la presente temporada.
ALINEACIONES:
R.Mallorca.- Rajkovic (3), Maffeo (1), Valjent (1), Raillo (2), Nastasic (1), J.Costa (1), Mascarell (1), Samu (0), D.Rodríguez (1), Sergi Darder (0) y Larín (1).
En el minuto 63, Abdón (1) por Larin; en el 68, Lato (1) por J.Costa y Gio (1) por Valjent, lesionado; en el 80, Morlanes (-) por S.Darder y A.Sánchez (-) por Dani Rodríguez.
Sevilla C.D.- Dmitrovic (1), Juanlu (2), Gudelj (1), S.Ramos (1), Pedrosa (1), Rakitic (0), Saw (1), Ocampos (2), Kukebekio (1), Samoure (1) y En Nesyri (0).
Minuto 32, Janujaz (0) por Kukebekio, lesionado. Minuto 83, Oliver (-) por Saw. Minuto 87, Salas (-) por Pedrosa.
ARBITRO:
Alberola Rojas (2), de Castilla-La Mancha. Dejó jugar y aun así señaló 15 faltas contra el Mallorca, dos de ellas mal interpretadas y 5 a favor. En el minuto 62 invalidó un gol de Pedrosa advertido desde la sala VOR, al tocar con el codo EnNesyri desviando la trayectoria del balón. Amonestó a Jaume Costa y Abdón, por parte local y a Soumare y En Nesyri de lado visitante.
GOL:
Minuto 10, centro de Dani Rodríguez hacia la frontal del área, Samu no controla pero logra ceder a Larin que, ya dentro, para, da un pasito atrás y remata raso ajustado al palo con la pierna izquierda. 1-0
OBITO:
Antes de comenzar el partido se guardó un minuto se silencio en memoria de Javier Cabotá, ex vicepresidente del club y fallecido la pasada madrugada.
¡Y MARCO LARIN!
La injusticia envuelve de encanto al fútbol porque le convierte en impredecible. No es que el Sevilla hiciera grandes méritos para no salir derrotado, pero tampoco los hizo el Mallorca que una vez más se aferra al resultado para disfrazar otra noche para el olvido. Dicho esto no vayamos a amargar la fiesta, por inmerecida que sea dada la vulgaridad de este equipo sobre el que, según su propia confesión tras el lance, Javier Aguirre no ha encontrado la clave.
Hace un tiempo Rafa Nadal aclaró una parte de su fortaleza mental: «Perder no es mi enemigo, el miedo a perder es mi enemigo». Y los jugadores locales, ignoro si por contagio de su técnico o qué otra causa, saltan al terreno de juego con pánico a la derrota. Tanto es así que, con ventaja en el marcador, no dieron pié con bola hasta que ya en el minuto 82, ese temor atenazara a Antonio Sánchez, solo ante el portero, para acabar con al sufrimiento y el suspense que solo Rajkovic y el VAR paliaron hasta el silbato final. Cabe añadir que aun quedaron minutos para que Morlanes no acertara con una asistencia en el área con idéntico objetivo.
El destino hizo que Larin, desacertado ante lo evidente, diera en la diana cuando no se lo esperaba ni Dmitrovic, el portero visitante. Ni el meta, ya batido, se recuperó de la sorpresa, ni el anfitrión volvió a oler el balón. La muralla tuvo en Rajkovic, el otro portero, su último bastión ante un monólogo sevillista inútil por impreciso, precipitado y nervioso. El cronómetro favorecía el interés bermellón ante un invitado más premioso que inspirado y poco ágil desde el banquillo cuyos cambios llegaron tarde y mal para quebrar lo inquebrantable.
Pero triunfo aparte, el Mallorca lo pasará mal si pretende proseguir el ligero remonte que le proporcionan estos tres puntos. Tremenda voluntad, aunque esfuerzo extenuante, sin nada de juego. No hay salida de balón, confiada a pelotazos imposibles, a un Sergi Darder escondido, sin posición ni oposición, a Samu en plan correcaminos y pare usted de contar. El de Artá debería estar para algo más que para sacar las faltas, ya no bota ni los corners, y sus compañeros, técnicamente muy limitados, se muestran incapaces de practicar la técnica individual y colectiva que demanda el fútbol.
El Mallorca marcó el único gol del encuentro, pero no ganó; perdió el Sevilla y por eso los puntos se quedaron en Palma.