Por promesas que no quede

Todos, medios de comunicación incluidos, damos por bueno que en las campañas electorales nadie dice la verdad o, por lo menos, se quedan sin cumplir un montón de promesas. Algunas de ella reiterativas en una claro ejercicio de desprecio a la más leve inteligencia de los votantes. El populismo ha abierto el paso al postureo, a lo políticamente correcto y a decidir lo que está bien y lo que está mal en nombre de una libertad de expresión, opinión, religión que solo prevalecen para quienes lo gritan con más fuerza sin más argumento que el que dicta su encubierta y callejera inquisición.

Hablando de repeticiones tropiezo con le enésima pretensión de los vicealcaldes Noguera e Hila de que los copropietarios del Lluis Sitjar, pasen por el tubo. Eso si, sin moverse un ápice. El primero insiste en su napoleónica sentencia de que «ningún accionista crea que se va a hacer rico» con la venta de sus títulos. Una frase grandielocuente, ¡qué duda cabe!, pero ignorante de que muchos de esos titulares ya lo son o, al menos, acomodados porque el concepto de riqueza también habría que explicarlo. La trampa sigue siendo idéntica: el Mallorca acepta el precio ofrecido por Cort. ¡Vaya novedad!, por tres millones a caballo regalado Maheta Molango se fuma un puro. Tampoco cambia la valoración, es decir la de los técnicos municipales pero no la de otros tasadores profesionales. Y lo peor, siguen sin especificar la forma de pago ni sus plazos.

Para insistir en lo mismo no hacía falta esperar a la Semana Santa, a dos semanas antes de la Elecciones Generales y a poco más de un mes de las Municipales. Los Blues Brothers eran más graciosos.