Primavera en los despachos
Ya hemos dicho que el Mallorca no está salvado, queda mucho calendario, pero tampoco es cuestión de calcular sus opciones de permanencia, el único objetivo posible, cada jornada y en base a los puntos que le separan de la antepenúltima posición de la tabla. Su ventaja reside en la cantidad de equipos que se las ven y desean entre ambos extremos, porque algunos de ellos no lograrán ganarlo todo aparte de los partidos a disputar unos con otros.
Mientras Javier Aguirre se ocupa y preocupa de ello, recuerden que no ha renovado su contrato y que el director de fútbol, Pablo Ortells, ha de aprovechar el tiempo para atar cabos, planificar salidas y apalabrar entradas. Su primera obligación es la de mejorar la plantilla del primer equipo, que no será difícil, visto lo que hay, si cuenta con el presupuesto para hacerlo. Pero otro de sus deberes apunta a la cantera. El ridículo del Mallorca B en Segunda Federación, que no es sino una Tercera que excede lo regional, roza el esperpento. Si el proyecto del club pasa por formar y contar con una fábrica propia de nuevos futbolistas, lo que hoy admite grandes dudas, no ha empezado siquiera el camino pese a las espléndidas instalaciones de Son Bibiloni, por el contrario se ha retrocedido claramente respecto a etapas precedentes y no muy lejanas, desde Joan Serra a Marcos Martín o Toni Prats.
Si, la presente tranquilidad clasificatoria es terreno abonado para trabajar en tiempo y forma, sin espacio para la improvisación a la que nos estamos acostumbrando peligrosamente.