Punto seguido por punto y aparte
Es una completa aberración que la liga 2023-24 comience el próximo día 11 de agosto y el último equipo en ascender a primera división no se conozca hasta el 17 de junio. No menos grave que en esta misma fecha todavía se disputen competiciones inventadas por la UEFA que mantienen todavía activos los jugadores internacionales españoles, además de italianos, croatas y holandeses. Pero nadie levanta la voz.
Los futbolistas, primeros perjudicados por temporadas tan largas y exigentes, guardan silencio y juegan. Los clubs que les pagan, siguen la corriente que les marcan temerosos de represalias y sanciones o, por qué no decirlo, arbitrajes digamos que poco complacientes. La crítica de los medios de comunicación lleva tiempo acallada por los intereses de sus propias empresas y las mordazas impuestas desde la Liga de Fútbol Profesional y la mismísima Federación Española de Fútbol, que contrata con determinados grupos reportajes publicitarios camuflados.
El Mallorca, como otros equipos, iniciará su pre temporada apenas un mes antes del primer partido del campeonato, del 12 al 22 de julio en Austria, para regresar, amistosos por aquí y por allá aparte, con menos de tres semanas de paréntesis ante de que se levante el telón. Recordemos que los puntos cuentan igual a lo largo de las 38 jornadas del calendario.
Si, ya sé que he cometido el pecado de reiterar la presente barbaridad, pero es que me parece que hemos entrado de lleno en la época del ya vale todo y no sólo en el fútbol, por desgracia. Cuando se fijó el 30 de junio como fecha de finalización de los contratos, el tren no se ponía en marcha en hasta el primer domingo de septiembre como mínimo. Cada año se ha ido adelantando el día para dar cabida a las ideas peregrinas de los organismos internacionales, más torneos intrascendentes y más participantes en todos ellos. La recaudación es lo único importante, pero como nadie se planta para decir ¡basta!, el caos se impone al sentido común.